1/10 © Freepik

5 minutos en tu boca, 500 años en el planeta

Utilizar pajitas desechables es una agresión brutal al medio ambiente. Cada año nuestros océanos reciben ocho millones de toneladas más de plástico de productos no reutilizable, y que no son ni biodegradables. Eso significa que la pajita que hoy utilizamos 5 minutos para beber un refresco estará 500 años contaminando el mar hasta que por fin se degrade, y aun así es muy probable que perdure como partículas de micro plástico. 

Leer: Cuatro teorías apocalípticas sobre el medio ambiente que podrían ser ciertas según los científicos

2/10 © Banfang

Pajitas reutilizables

Sin embargo, nadie ha dicho que no utilices pajitas, puedes tener las tuyas propias, reutilizables. Es más, la normativa europea prohibirá las pajitas de usar y tirar, por lo que ya no volverás a verlas en los cines ni ni en cafeterías. Una pajita de acero inoxidable puede ser la solución. Se venden normalmente en sets de 8 pajitas e incluyen limpiadores para garantizar su higiene.

Leer: Coches fabricados con plástico reciclado

3/10 © Freepik

Adios al papel film

En los últimos 10 años se ha popularizado extraordinariamente el uso del papel film para guardar alimentos en la nevera. Parece que hemos dejado atrás la época en la que disponíamos de una batería completa de tuppers y ahora el secreto está en convertir cualquier recipiente de la cocina en tupper hermético con este papel. Sin embargo, este tiene varios inconvenientes, y el principal es que una vez cerrado un recipiente no podemos abrirlo temporalmente para introducir o sustraer alimento, y luego volver a cerrarlo. Generalmente, cada vez que abrimos un recipiente con papel film este acaba en la basura, y el medio ambiente no se lo puede permitir.

Leer: Un libro a cambio de una botella: la iniciativa de una librería italiana por el medio ambiente

4/10 © Arhappy

La solución al papel film son las siliconas adaptables

Se han estudiado muchos sistemas para dar una respuesta eficaz al almacenamiento en la nevera de nuestras sobras, y por ahora la que va ganando son unas “tapas” de silicona que se adaptan a presión sobre cualquier envase. Esto consigue que, aunque volquemos el recipiente con líquidos en su interior, estos no se derramen, que guarden más y mejor los sabores y olores y que el proceso de oxidación se reduzca al no permitir el paso de oxígeno.

Leer: Así consumían tus abuelos, y tal vez tú deberías volver a hacerlo

5/10 © Freepik

Beber agua no debería implicar contaminar

Cuando tenemos sed y no estamos en casa podemos optar por varias opciones muy poco respetuosas con el medio ambiente que nos invitan a reflexionar. La primera y más evidente es recurrir a una máquina de agua, de las que hay en algunas oficinas y consultas médicas. Cada vez que bebes agua así la máquina te expende un vaso de plástico, de usar y tirar. ¿Merece la pena? Tampoco parece lógico que para beber un trago de agua inferior a 25 cl debamos comprar una botella de agua mineral. En la mayoría de España el agua corriente del grifo es potable y está comprobado que no tiene efectos adversos contra la salud, sino todo lo contrario. Es más, el hecho de que bebamos agua mineral no aporta ningún beneficio demostrado para la salud, y solo en casos médicos prescritos debe hacerse de forma escrupulosa. Un vaso de agua gratuito de cualquier bar o domicilio es gratis y no contamina.

Leer: Así supervisarán los drones la contaminación de los cruceros

6/10 © Pop

Hidrátate allá dónde vayas

Tienes todo el derecho a beber agua (o cualquier líquido) allá donde estés, por eso te proponemos que olvides el agua mineral embotellada y utilices botellas de acero inoxidable, con una vida útil muy larga y sin ningún efecto secundario sobre tu salud. Puedes, además, optar por diseños con mucho estilo, que mantienen la frescura del agua como si acabara de salir del manantial.

Leer: Cómo iniciarte en un estilo de vida 'zero waste'

7/10 © Freepik

Café de cápsula

Todo lo que nos facilita la vida debería mirar también por respetar la sostenibilidad del planeta. Las cápsulas de café son una forma muy rápida y eficiente de prepararnos uno, la espuma que consiguen es deliciosa y el sabor que dejan es perfecto. Sin embargo, las cápsulas de café constituyen un problema muy serio de sostenibilidad, pues no pueden reciclarse con facilidad. No pueden desecharse en ningún contenedor estándar, porque llevan mezclado en su interior una cantidad importante de producto orgánico, aluminio y plástico. Los expertos en sostenibilidad lo tienen claro: si un producto de 6 gramos necesita un envoltorio de 3 gramos para consumirse, algo falla.

Leer: Fundas de ordenador sostenibles, a cambio de limpiar las playas de plástico

8/10 © Dicup

Recarga tus propias cápsulas

Como con casi cualquier aspecto de nuestro consumo, siempre hay un camino alternativo para conseguir que nuestros hábitos sean sostenibles. No hay que renunciar a mucho, solo dedicar un poco más de tiempo. La cápsulas rellenables son ideales y no únicamente para frenar la contaminación, sino para tu bolsillo y paladar. Puedes rellenarlas del café que desees, no tienes la obligación de ceñirte sólo a las variedades impuestas por el fabricante y, además, de esta forma conseguirás una reducción sustancial del coste. Y de la misma forma, puedes mantener varias cápsulas cargadas para utilizarlas cuando quieras, por lo que el proceso “manual” de rellenarlas no tiene por qué suponerte mucho tiempo ni una incomodidad añadida.

Leer: Fabrica tus propios productos de limpieza

9/10 © Freepik

Productos para la menstruación

Las compresas y los tampones están diseñados para un consumo continuado de usar y tirar. Tanto es así, que se estima que al año se desechan más de 100 mil millones de estos productos y, como sabes, no existe un contenedor especial para recibirlos, por lo que acaban junto a los desechos genéricos. Además, por mucho que publicitan nuevas fórmulas, materiales y estructuras mejoradas, lo cierto es que no aguantan mucho tiempo y si tienes una menstruación abundante probablemente te veas constantemente preocupada y pausando tu rutina para cambiar de tampón o compresa.

Leer: Consejos para celebrar una boda más 'eco'

10/10 © iStock

La copa menstrual es todo ventajas

Está fabricada con silicona quirúrgica, por lo que se trata de un material que puede convivir con tu organismo sin producir ningún tipo de reacción. Funciona como un receptor del flujo, lo almacena y lo hace de forma que en ningún momento pone tu salud en peligro, no hay riesgo de infección ni de alteración del pH. Y lo más importante, podrás utilizarla durante una media de 8 años. Tiene un coste ridículo en comparación con lo que podrías gastar durante es tiempo en tampones y compresas y, lo más importante, evitaría que utilices productos desechables que no son sostenibles.

Leer: Los errores más comunes que cometemos al separar la basura

Más sobre: