Estos son los errores más habituales cuando practicamos ejercicios de yoga
Hacer yoga requiere esfuerzo y concentración. Implica un tipo de ejercicio físico equiparable a otras disciplinas que consideramos 100% físicas, por ese motivo debemos tener en cuenta cuestiones relativas a la respiración, la postura y la constancia, para no esforzarnos en balde.
Si nunca has hecho yoga y quieres empezar con buen pie, es importante que tengas en cuenta que el yoga no es lo que a veces vemos en las películas o la publicidad. Se trata de una disciplina física exigente, que nos conduce a la relajación y a un ordenamiento de nuestras ideas, con un matiz espiritual o emocional, pero que realmente está basada en cierta resistencia, esfuerzo y flexibilidad que te harán sudar para seguir el ritmo.
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Por esta razón, porque el yoga no es meditar y ya está, es importante que seas consciente de los posibles puntos frágiles de tu relación con el yoga, para que los fortalezcas y sepas que cuanto más segura estés realizandándolo, mayores beneficios notarás en tu vida.
Relajar no es un efecto del yoga, sino una posición activa
La relajación cumple una misión fundamental en el yoga y no podemos pasar de ella de puntillas o esperar que simplemente se perciba posteriormente tras nuestro trabajo a lo largo de la sesión.
Es cierto que existen varios tipos de yoga, que algunos buscan y se apoyan en mayor medida en la relajación y que lo hacen de forma más evidente, pero hasta en los tipos de yoga más físicos, se reserva un tiempo al final de la sesión para nuestra relajación. Saltarla, hacerla “a nuestra manera”, empezar a pensar en otras cosas o no adquirir la posición de Savasana puede acabar siendo contraproducente, pues nuestro cuerpo y mente necesitan este momento y la relajación obra la síntesis de los beneficios del yoga, que se transmiten a las caderas, espalda y torso.
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Innova, no te estanques
Cuando nos referimos a cualquier disciplina de ejercicio físico siempre surgen rutinas y posturas con las que nos sentimos más cómodos y que preferimos reproducir siempre. Esto en el fondo es comodidad, y en yoga es muy común.
No te limites sólo a las posturas que te hacen sentir bien o que ya controlas con maestría. Permítete buscar el desequilibrio de lo que te supone un reto, esfuérzate buscando la complejidad y nota como la dominas con concentración y esfuerzo. Por suerte, el yoga es una disciplina que permite evolucionar, existen multitud de posturas, variantes y tipologías que hacen que el descubrimiento de nuevas posturas nunca termine.
La respiración es más importante de lo que crees
En tu vida habitual la respiración es crucial. Sin embargo puedes pasar sin tenerla en cuenta, aunque un flujo respiratorio adecuado reduce la ansiedad, te permite pensar mejor y sentirte más fresca. En yoga ocurre algo parecido, pero los errores a la hora de respirar se pagan más caros que en la vida común, porque si algo importa en el yoga es la respiración y mantener un control sobre ella es vital.
Sin embargo, hacerlo correctamente no requiere conocer grandes secretos. Recuerda que para respirar durante toda la sesión de yoga debes utilizar solo la nariz. Además, debes trabajar la respiración abdominal, pues es la que marca la referencia en la mayoría de ejercicios de yoga.
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En ocasiones se hace difícil conseguir respirar de forma fluída cuando estás realizando un ejercicio que te supone un esfuerzo significativo, nuestra concentración se acaba derivando en mayor medida en cómo mantener la postura adecuada y en la propia resistencia. Sin embargo, esto es una pescadilla que se muerde la cola, cuanto peor es nuestra respiración, menos resistencia tenemos y más difícil es adquirir las posturas propuestas.
No lo dejes
Como otras disciplinas físicas, para que nuestro cuerpo tome lo mejor del ejercicio debemos ser constantes. Y en yoga esto ocurre más si cabe, porque es un tipo de actividad que no solo apela a tu parte física sino que está conectada con tu concentración y tu mente. El yoga es adictivo, pero si haces un parón te puede costar volver.
Si estás a punto de abandonar durante un tiempo piensa en cuál es el motivo real. ¿Tienes dificultad realizando las posturas? ¿Sería más ameno si te acompañara a las sesiones alguien con quien tienes buen feeling? ¿Te has aburrido de este tipo de yoga y buscas algo distinto? No tener tiempo y acumular mucho cansancio a lo largo del día no son motivos para abandonar el yoga, sino precisamente son los motivos por los que lo haces.
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