Nuestro cerebro es un músculo. Y como tal también se puede entrenar. Además es plástico por lo que se puede adaptar a las circunstancias que nos rodean. Es lo que los psicólogos denominan resiliencia, o la capacidad de adecuarse al entorno. Pues bien, tras el periodo estival nos puede resultar más difícil volver a la rutina de horarios, trabajo, obligaciones. Y no más fácil es volver a comer saludable. O, al menos, no 'pecar' como hacemos en vacaciones. Por ello, te proponemos entrenar tu cerebro para comer bien y mejorar tu salud.
Volver a la rutina después de vacaciones ¿por dónde empezar?
Para muchos vacaciones es sinónimo de cierta anarquía. "Hay un cierto descontrol en el horario de sueño y comidas. Además, nuestra dieta se vuelve poco equilibrada, consumimos más grasas y azúcares, así como alcohol y refrescos. Todo ello nos puede provocar problemas digestivos. Y lo que, indudablemente, va a ocurrir es que ganemos unos kilos", asegura la dietista y nutricionista, Marta Lorenzo, colaboradora de ¡HOLA! Septiembre se convierte, entonces, en otro mes escogido para adquirir buenos hábitos y comer mejor para perder peso. Pero, como decíamos, no siempre es fácil.
Nuestro cerebro seguirá decantándose por los alimentos menos saludables. Su consumo podría equipararse al de una droga, y crea adicción, según estudio del Instituto de Investigación The Scripps, en California, EEUU. La investigación, que se realizó en un modelo animal, observó además que cuanta más cantidad, mayor placer y más adicción. Pero, como decíamos, el cerebro se puede entrenar y podemos cambiar esta preferencia por la comida basura que daña todo el organismo y motivarle a realizar elecciones más saludables.
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Consejos para comer bien
Marta Lorenzo nos recuerda qué podemos hacer para volver a comer más sano y cómo podemos entrenarnos para instaurar el hábito:
No empieces con una dieta estricta. La reducción de colorías debe ser gradual hasta conseguir la dieta equilibrada. Si estamos acostumbrados a comer en exceso y, de repente, decidimos restringir la cantidad, nos arriesgamos a que se produzca el efecto contrario. Es decir, nos exponemos a que por ansiedad o hambre acabemos comiendo de más y alimentos que no debemos. Lo ideal es, por tanto, llevar un orden de comidas, respetando las horas y que esas comidas sean sanas y equilibradas pero con la cantidad que se necesite para quedar satisfecho.
Colorea tu dieta. Aunque parezca un juego de niños, no lo es. Cuantos más colores tengan tus menús más sanos serán. De hecho, hay fitoquímicos que contienen los alimentos y que son los responsables de sus colores (betacarotenos, taninos, licopeno, etc.) que aportan antioxidantes y otras sustancias saludables. Por tanto, cuanto más color tenga tu dieta, más sana será. Además es, aunque no lo creas, otra manera de poner a prueba tu cerebro para comer más sano.
Reorganiza tu nevera. Pon los alimentos más saludables a la vista y busca, ante todo, comodidad. Cuando tengas ratos libres puedes entretenerte por cortar frutas y hortalizas para que resulten más cómodas de tomar. Por ejemplo, puedes cortar la naranja en rodajas y aliñarla con aceite y pasas para que esté lista para cenar, o guardar el apio, la zanahoria y el calabacín en tiras para que solo tengas que abrir el frigorífico y consumirlos. Es cierto que al cortar estos alimentos pueden perder vitaminas, por eso, es recomendable que las consumas en las horas siguientes. En cualquier caso, siempre es mejor perder algo de micronutrientes que no consumirlos porque te da pereza prepararlos.
Reduce las cenas. Lo ideal es 'perfeccionar' las cenas. Hacerlas atractivas pero ligeras y, si puede ser, cenar como mínimo dos horas antes de ir a domir.
Márcate objetivos. Aunque el año empieza en enero, es una realidad que en septiembre, coincidiendo con el comienzo del curso, nos proponemos la mayoría de los objetivos que queremos cumplir el resto del año. Planíficate unarutina que puedas llevar sin problemas ni agobios, tanto de alimentación como de ejercicio, y empezar así a adquirir mejores hábitos.
Busca un profesional. En caso de necesitar ayuda para poder conseguir alguno de tus objetivos por falta de conocimiento o de voluntad, no dudes en buscar una persona experta que pueda reconducirte y ayudarte en tus nuevos propósitos.
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¿Cuánto cuesta cambiar un hábito?
Unas investigaciones dicen que 21 días, otras que se necesitan al menos tres meses para poder cambiar un hábito. Lo cierto es que lo que realmente sirve es la repetición. Y para que comer sano se convierta en una rutina que no tienes ni que pensar es necesario que insistas. Al final, lograrás que tu cerebro se incline por la comida más saludable sin que sea necesario que hagas esta elección. Con la ayuda de un buen nutricionista o a través de terapias como el mindful eating conseguirás corregir esas malas costumbres que sabotean tu dieta.