Si te estás planteando, tras las vacaciones, volver a hacer ejercicio y ponerte en forma, es muy posible que el running se haya colado entre tus principales opciones. Los corredores habituales ya han encontrado su forma de entrenar, pero si tú estás pensando en iniciarte en este deporte es posible que estés dudando entre correr en la cinta del gimnasio o hacerlo al aire libre.
En ambos casos estarás practicando un deporte que te reportará numerosos beneficios, pero lo cierto es que hay ciertas diferencias entre una forma de correr y otra.
Esto es lo que te ofrece correr en el gimnasio
Hay una ventaja muy evidente de correr en cinta, y es que puedes utilizarla durante todo el año, haga frío, lluvia o calor. No depender de la climatología para entrenar es una muy buena razón para optar por la cinta, ya que así podrás mantener una buena rutina y ver cómo vas progresando conforme pasan los días.
Por otro lado, en la cinta nos aseguramos correr siempre sobre un terreno ni muy duro, ni muy blando, en el que podemos decidir la inclinación y esquivar la orografía propia del aire libre que vaya en nuestra contra. Gracias a esto, además, las zancadas se hacen más sencillas y la carrera, en definitiva, más cómoda, y si eres principiante puede que te resulte más sencillo comenzar así.
Por último, la cinta nos permite controlar mejor el ritmo de la carrera, porque la decisión es nuestra y la podemos modificar de forma concreta a nuestro antojo. De esta forma nos aseguramos de que el ritmo que pretendemos mantener no afloja tras el entusiasmo inicial y de que podemos hacer un entrenamiento por intervalos bien planificado.
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Y esto lo que te ofrece correr al aire libre
Es cierto que corriendo al aire libre, y dependiendo del terreno por el que vayamos, parece que aumentan las probabilidades de tener algún tipo de accidente o de lesionarnos al tropezar con una rama o un bordillo. Pero la verdad es que el riesgo de lesión aumenta con la cinta, porque al no haber variaciones sobre el pavimento repetimos la misma pisada de manera sistemática una y otra vez (algo que no ocurre al aire libre), y esto hace que aumente el ritmo de lesión en ligamentos y articulaciones.
Cuando corremos al aire libre es posible que podamos disfrutar de la naturaleza más que dentro de un gimnasio, aunque sea en el parque más cercano a tu casa. Los ambientes verdes y naturales, según varios estudios, influyen positivamente en nuestro estado de ánimo, aumentan nuestra energía vital, y nos alejan de las tensiones y los sentimientos negativos.
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También hay estudios que afirman que, de manera casi inconsciente, corriendo al aire libre nos esforzamos más que en la cinta, porque las referencias visuales con las que contamos (imposibles de tener dentro de un gimnasio) nos ayudan a saber a qué velocidad nos estamos desplazando. Y esto, además, hace que correr al aire libre resulte mucho menos aburrido que hacerlo en cinta.
Entonces, ¿con cuál te quedas?
Para los amantes del running, en general, no hay mucha duda y prefieren correr al aire libre. Problemas aparentes como hacer frente a las inclemencias del tiempo se transforman en ventajas para los corredores que prefieren habituarse a las inclemencias del tiempo y poder participar en diferentes carreras, independientemente del clima.
Es cierto que practicar cualquier tipo de deporte nos ayuda a sentirnos mejor anímicamente, y eso se consigue tanto dentro de un gimnasio como corriendo por la calle. Pero hay que admitir que el estímulo visual que nos ofrece el exterior siempre es un añadido que hace aumentar nuestro bienestar.
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