¿Cuál es el riesgo de suicidio cuando se sufre depresión?
La depresión no es signo de debilidad ni falta de carácter, sino una enfermedad. Uno de sus mayores riesgos es el suicidio. Hablamos con un experto para que nos explique qué es y qué podemos hacer si uno de nuestros familiares la sufre.
La depresión es una de las enfermedades más estigmatizadas en nuestra sociedad. Poco hablan de ella quienes la padecen, a pesar de que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 300 millones de personas en todo el mundo la sufren. En España, 2,4 millones tienen esta enfermedad que, según el estudio ESEMeD, la prevalencia de la depresión a lo largo de la vida es de entre un 5 y un 7,5% en los varones, y de entre un 13 y un 16% en las mujeres. Sin embargo, alrededor del 50% de los pacientes no llega a ser tratado correctamente.
Uno de los mayores riesgos de sufrir depresión es el sucidio, también asociado a otras dolencias como el trastorno bipolar. Según la OMS se produce un suicidio cada 40 segundos. Desgraciadamente, hemos sabido que el pasado 25 de diciembre, el escritor noruego Ari Behn, exmarido de la princesa Marta Luisa de Noruega, se ha suicidado a los 47 años. Un fatal desenlace que viene a confirmar las terribles cifras que aporta la OMS. Hemos hablado con un experto para saber un poco más sobre esta enfermedad, cómo tratarla y evitar un desenlace fatal.
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¿Qué es la depresión?
Según Lundbeck, especializados en salud mental, la depresión es una enfermedad mental compleja, multidimensional y heterogénea, que presenta una extensa variedad de síntomas: afectivos, tales como tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo, desesperanza; cognitivos, como son las dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación, y somáticos, entre ellos, fatiga, cambios en el apetito y peso, alteraciones del sueño, cefalea, problemas estomacales.
Tristeza o abatimiento no son sinónimos de depresión. Los períodos de tristeza o melancolía son inherentes a la experiencia humana. La tristeza es un sentimiento normal, pero puede llegar a ser patológica en función de su duración, intensidad y grado de interferencia en la conducta y la vida cotidiana de la persona.
El doctor Guillermo Lahera Forteza, psiquiatra y profesor de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá, nos explica si se conocen las causas de la depresión, cuál es el riesgo de suicidio de una persona que sufre esta dolencia y cómo reconocer que alguien tiene depresión.
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¿Qué riesgo hay de suicidio y cómo evitarlo?
Es la principal y más grave complicación de la enfermedad. El riesgo de suicidio es 20 veces superior en los pacientes con depresión que en la población general. Algunos estudios muestran que la depresión está presente en el 50% de los suicidios consumados, es decir, aquellos que acaban con el fallecimiento de la persona. La presencia de abuso de alcohol y el aislamiento social son otros dos importantes factores de riesgo.
En caso de que el paciente depresivo tenga ideas de suicidio (pensar, aunque sea ocasionalmente, en quitarse la vida) debe consultar inmediatamente con su médico, psicólogo o psiquiatra. Ningún comentario sobre el suicidio debe ser banalizado o ridiculizado. Tampoco es recomendable convertir el tema en un tabú o prohibirlo, dado que la expresión de la idea suicida -y del sufrimiento subyacente- puede aliviar el riesgo y permitir una mejor ayuda.
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¿Se conoce qué ocurre exactamente en el cerebro para que aparezca una depresión?
No exactamente, pero tenemos modelos que explican parcialmente lo que ocurre en el cerebro del paciente deprimido. La complejidad del cerebro es de tal magnitud que los avances en este sentido van poco a poco.
¿Los desencadenantes son internos o externos?
De ambos tipos. Los desencadenantes, como por ejemplo el estrés, el consumo de tóxicos o los cambios de turno laboral, pueden precipitar una predisposición personal a la depresión. La enfermedad siempre resulta del desequilibrio entre vulnerabilidad personal y estrés ambiental.
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¿Existe predisposición genética?
Los estudios muestran que la depresión se puede heredar. Esto significa que tener un familiar cercano con depresión aumenta algo las posibilidades de tenerla. Pero eso no significa que haya una determinación genética; Además, no se conocen los genes implicados, probablemente porque sean muchos, interaccionan entre sí e interaccionan con factores ambientales para expresarse.
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¿Cómo se puede sospechar que una persona sufre depresión?
Cuando se encuentra claramente decaída, triste, sin motivación ni energía, durante la mayor parte del día y de forma mantenida en el tiempo. Debe diferenciarse de las reacciones emocionales de tristeza o enfado, que son normales y necesarias. El enfermo depresivo siente una marcada falta de energía corporal, le falta el apetito, duerme mal, no es capaz de concentrarse, rehúye el contacto social, etc.
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¿Uno mismo puede sospecharlo?
Sí, cuando se da cuenta de que su funcionamiento vital en casa, en el trabajo, en las relaciones sociales, en las aficiones ha caído drásticamente por una falta de energía que es distinta a una simple mala racha. Otra señal de alarma es verse ralentizado, apático y con incapacidad para disfrutar.
¿Qué se debe y qué no se debe hacer cuando alguien está deprimido?
La mejor manera de ayudar a una persona con depresión es transmitirle que no está solo, que sus familiares y amigos están implicados y que, con su apoyo, saldrá adelante. Transmitirle también que la depresión es un trastorno tratable y del que puede recuperarse. Tiene que acudir al médico de familia, psicólogo o al psiquiatra, para que puedan llevar a cabo un adecuado diagnóstico y plan de tratamiento. Es bueno establecer con el paciente una relación de apoyo y confianza, favorecer que pueda verbalizar sus sentimientos y, si las hubiera, ideas de muerte o suicidio. Transmitir que el paciente no es culpable de tener una depresión y que no es signo de debilidad ni falta de carácter, sino una enfermedad médica.
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¿Cuál es el abordaje aconsejado para el tratamiento?
Depende de la gravedad del cuadro, se recomienda el tratamiento psicológico, farmacológico o ambos. El tratamiento siempre debe ser aplicado por un profesional y basarse en el apoyo científico, hay que alejarse de métodos no probados y pseudociencias.
¿Por qué no funciona en todos los casos?
Hay aproximadamente un tercio de depresiones que no responden adecuadamente al tratamiento. Es algo habitual en Medicina, lo que hay que hacer es no desesperarse y que el profesional ataque esa resistencia. Hay que comprobar que el diagnóstico es correcto, asegurar la toma correcta del tratamiento y emplear todos los recursos disponibles.
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Entonces ¿se cura la depresión?
En la mayoría de casos, sí. Lo que sí hay es una tendencia a la recurrencia, es decir, que tener un episodio da papeletas para tener otro. Por eso conviene seguir las pautas de tratamiento recomendadas.
Más que brotes son episodios depresivos recurrentes. Alguien con depresión presenta una especial vulnerabilidad y ante los acontecimientos de la vida tiene una tendencia a caer en estos episodios.
¿Hacia dónde se dirige la investigación en depresión?
Por un lado, hacia una mayor comprensión de su fisiopatología y por otra hacia una atención más personalizada: encontrar el tratamiento óptimo para cada paciente concreto, según sus características.
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