¿Qué hacer si mi pareja no quiere tener hijos?
Ser padre, madre o no tener hijos forma parte del desarrollo personal de cada individuo y debería ser una decisión compartida por ambos miembros
Uno de los momentos vitales de la vida de un individuo y de la relación de pareja es la llegada de los hijos. Sin embargo, en la actualidad, son muchas las personas que deciden no tener descendencia. Tal como aseguran los expertos, una existencia sin vástagos puede ser tan rica y plena como otra con hijos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando uno de los dos miembros no quiere tenerlos y el otro sí desea cumplir su deseo de ser padre o madre?
"Hasta hace 50 años, tanto mujeres como hombres deseaban fervientemente tener hijos. Desde los años 60 esta disposición cambió, sobre todo en los hombres, aunque en la mujer persistió el sentimiento de ser madre como una necesidad de completar su vida natural. No obstante, en las dos últimas décadas el fenómeno de equiparación cultural ha conducido a una situación en la que ni la mujer ni el hombre sienten la necesidad de tener hijos como un imperativo natural o social. A veces también es un problema de tiempos. La mujer siente prisa a partir de los 35 años, porque teme perder su capacidad biológica para la maternidad", indica la doctora Marina Díaz Marsá, directora Medica de Blue Healthcare Mind. En cambio el hombre siente esto de forma distinta y prefiere retrasar el momento de tener hijos. Pero, ¿qué pasa si uno de los dos quiere y el otro no?
En el caso de que esto ocurra, “hay que tener claro que la comunicación en la pareja es un pilar fundamental para que la relación funcione. Si uno de los miembros quiere tener hijos, es necesario que exponga abiertamente ante su pareja qué significa para él o ella esa decisión y viceversa. Sólo así se podrá llegar a un entendimiento y, posteriormente, a la toma de una decisión. Ya sea en común o por separado”, aconseja la psicóloga y directora de equipo Cristina Pérez, de Siquia.com.
El doctor José Luis Carrasco, director de la Unidad de Personalidad de Blue Healthcare Mind, añade: "La pareja concebida como una idea a largo plazo es un proyecto común entre dos personas. Las personas no han de ser iguales pero sí deben coincidir en la estrategia del proyecto. Hay muchas y diferentes fuerzas afectivas que llevan a la consolidación de una pareja a parte del tener descendencia, y los hijos no son un requisito obligatorio para que una pareja sea permanente. Pero la invalidación del deseo de tener hijos de un miembro de la pareja por parte del otro es prácticamente incompatible con la permanencia de la pareja. Es un asunto que se debe hablar, argumentar y discutir, y no tiene otra salida que el acuerdo convenido entre ambos miembros".
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La buena comunicación en pareja
Para iniciar esta conversación es fundamental llevar a cabo un paso previo: saber qué se quiere y llegar a este conocimiento tras un periodo de análisis profundo. Es importante que “uno valore si realmente se quiere dar ese paso. Tener un hijo no debe ser una decisión tomada con impulsividad. Si la decisión es firme, aborda el tema con tu pareja con total naturalidad. No es nada malo querer formar una familia”. Eso sí, para entablar este tipo de comunicación con la pareja es necesario tener en cuenta siempre los ingredientes de una buena comunicación: empatía, respeto, tolerancia y no juzgar los sentimientos del otro. .
Asimismo, hay que hablar abiertamente de los sentimientos y preocupaciones que puedas tener a la hora de tomar una decisión. Ya sea la de tener un hijo o cualquiera. Tienes que tener en cuenta que tu punto de vista y tus deseos no siempre se tienen que corresponder con la otra persona.
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El momento de plantearse una ruptura
En el caso de que habiéndolo expuesto y hablado en un clima de confianza y escucha y en el que se haya podido expresar los sentimientos de forma tranquila la pareja tiene claro que no quiere tener hijos y ser madre o padre es una decisión firme e inamovible dentro de tu vida y de tu relación de pareja, “hay que plantearse si se está dispuesto a renunciar a ella o no. A veces el amor por el otro no lo es todo y nuestro crecimiento personal debe estar siempre por encima”, recomienda la especialista en psicología.
Lo que no podemos hacer es ceder sin estar convencidos, puesto que esto podría ser un detonante para que la relación empeore a corto y largo plazo. “La frustración que no se gestiona adecuadamente en su momento se puede proyectar en forma de queja o de reproche en una relación; y esto a la larga la termina minando por completo el proyecto de vida común”, alerta la psicóloga.
Por tanto, “en el momento que cada uno de los miembros de la pareja tienen intereses y metas que no pueden ir de la mano, cuando impida el crecimiento personal de cada uno y, por supuesto, cuando existe una sumisión y faltas de afecto y de respeto (esto nunca se puede permitir) hay que plantearse la ruptura”, afirma la psicóloga Cristina Pérez.
En este sentido, la doctora Marina Díaz insiste en recordar que el deseo de maternidad o paternidad es de una naturaleza distinta a otros proyectos vitales por su carácter primario y animal. La maternidad o paternidad pertenecen a una categoría diferente a otras necesidades de desarrollo personal. La renuncia al deseo de tener hijos sin una razón de peso, sólo por la negación del otro miembro de la pareja no puede llevar sino al resentimiento y al deterioro paulatino de la pareja".
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