¿Una escuela fabricada con residuos? Existe y está en Uruguay
Neumáticos, botellas de vidrio, cartón y latas han sido los materiales empleados en esta insólita construcción, que alberga a unos 100 alumnos de entre 3 y 12 años
Debido a la problemática ambiental en la que nos encontramos inmersos, son muchas las iniciativas que se están poniendo en marcha para intentar romper una lanza a favor del planeta. Desde supermercados zero waste y casas realizadas a partir de residuos plásticos, hasta fundas de ordenadores sostenibles y envases bio creados con algas y vegetales. Una de las últimas grandes hazañas ecológicas llega desde Uruguay, donde han conseguido construir una escuela con botellas, latas y cartones reciclados.
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Más de 24 toneladas de residuos
2.000 neumáticos, 5.000 botellas de vidrio, 2.000 m2 de cartón y 8.000 latas. En concreto, un 60% de materiales reciclados (tapas, botellas de plástico y de vidrio, latas y cartón) y un 40% de materiales tradicionales. Estos han sido los materiales con los que se ha creado esta escuela de 270 m2 situada en Jaureguiberry, un pueblo a 80 kilómetros de Montevideo, que acoge a unos 100 alumnos de entre 3 y 12 años. Detrás de esta idea se encuentra Michael Reynolds, un arquitecto estadounidense de la Universidad de Cincinnati, que creó el método de la earthship después de experimentar durante más décadas en Nuevo México. Este innovador colegio fue construido en tan solo siete semanas y se ha consagrado como el primero 100% sostenible del país.
"Genera energía eléctrica, recolecta agua de lluvia, utiliza residuos en la obra y tiene una huerta que produce alimentos. Estamos haciendo esta escuela porque el mundo se queda sin recursos y necesitamos cambiar la forma en que vivimos", explica Martín Espósito, coordinador general de la ONG uruguaya Tagma. El proyecto involucró a toda una comunidad y para llevarlo a cabo participaron más de 150 personas, voluntarios de 30 países, vecinos del pueblo uruguayo, así como alumnos de la futura escuela y sus maestros.
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¿Próxima parada?
Tras esta insólita construcción en Uruguay, el arquitecto ha continuado desarrollando su método por el resto de América Latina. Un eficiente plan que se centra en construcciones diseñadas para ser independientes y proporcionar al ser humano todo lo que necesita, sin depender de terceros. El municipio de Mar Chiquita, al sureste de la provincia de Buenos Aires, ha sido la localización que ha reunido los puntos necesarios para desarrollar este proyecto de manera exitosa. "Cuando hicimos la escuela en Uruguay, tuvimos repercusión en todo el mundo y recibimos llamadas de municipios argentinos interesados", cuenta Espósito.
Tal y como han adelantado los artífices de la obra, el nuevo espacio de aprendizaje será un edificio de aproximadamente 300 metros cuadrados que cumplirá con los siete principios de sostenibilidad: utilización de materiales reciclados, tratamiento de aguas grises y negras, es decir, aguas residuales generadas por las actividades doméstica, acondicionamiento térmico, aplicación de energías renovables, recolección y potabilización de agua de lluvia, producción de alimentos orgánicos y, por último, el factor humano. Además, fuera del horario escolar, la escuela se convertirá en un centro que permita reforzar los lazos comunitarios en torno a la educación y la sostenibilidad.