Parejas separadas por la distancia, un reto para superar juntos

Que una pareja se deba separar por la distancia parece un castigo que en ocasiones hay que soportar, bien porque sean originarios de dos ciudades o países distintos o porque deban viajar por cuestiones laborales. Sin embargo, con un poco de cariño y algunos buenos consejos el tiempo de separación puede pasar fácilmente.

Por Cristina Soria

Desde que Internet llegó a nuestras vidas, la forma de conocer a otras personas ha cambiado radicalmente. Siempre han existido parejas formadas por personas de dos lugares distantes, pero ahora es incluso más común si cabe gracias a la tecnología y a las nuevas formas de entablar relaciones sociales o amorosas.

También puede ser motivo de crisis sentimental cuando uno de los dos debe abandonar la ciudad para trabajar lejos, bien sea en el mismo país o fuera de este. Sin embargo, la tecnología hoy lo pone algo más fácil y ayuda a que el contacto sea contínuo y se minimice la sensación de lejanía, acortando distancias y ayudando a que las dos personas que forman la relación puedan compartir conversaciones, videollamadas, audios y fotografías en tiempo real.

Sin embargo, por mucho que se trate de normalizar, toda relación de pareja en la distancia supone siempre un reto nada desdeñable a superar. Cuando se deja de vivir en la misma ciudad y de frecuentar los mismos ambientes, las vivencias se perciben en solitario, se deja de compartir un mismo relato de los acontecimientos y se corre el riesgo de encontrar un distanciamiento en ciernes.

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Los riesgos de una relación a distancia

La comunicación de pareja es una tarea que hay que trabajar todos los días, se resida en la misma ciudad o a miles de kilómetros de distancia. Esto no tiene por qué ser un impedimento cuando hay tierra de por medio, pues probablemente existan parejas que residen en países distintos que se comunican más y mejor que personas que viven en la misma casa. 

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Mantener siempre los canales de comunicación abiertos es uno de los secretos para que las relaciones a distancia fluyan. Estar siempre receptivos a conversar es vital, y dado que cuando se vive separado las rutinas son distintas e incluso puede existir una diferencia horaria entre los dos, reservar y proteger un par de horas todos los días para conversar es una costumbre que puede salvar una relación.

Porque en el mundo ajetreado en el que vivimos cuesta mucho encontrar momentos de intimidad y sosiego, y cuando se vive separados estos momentos, inevitablemente, se limitan mucho, porque ya no depende de una sola dinámica doméstica, sino de dos ciudades, con dos ritmos distintos. El espacio para conversar, sea por telefono, videollamada o chat, es fundamental y se puede convertir en un seguro para que las raíces de la relación no dejen de crecer con fuerza.

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Formas de minimizar la distancia

Bien es cierto que la razón última para que dos personas mantengan una relación de pareja, sea a distancia o no, es mantenerse lo más próximos posible, y aunque no sea ahora por cuestiones coyunturales, sí en un futuro lo más cercano posible. 

Para que la dos vidas no sufran una “desactualización” es vital mantener una escucha activa sobre todo lo que tiene que ver con la pareja. Fomentar una comunicación en ambos sentidos que convierta al otro en conocedor del ambiente en el que vive la pareja. Esto es muy importante, para que cuando por fin se ven, sea por visita o definitivamente, no se perciba la vida del otro como algo ajeno.

Comentad ampliamente detalles que pueden parecer nimios, como la relación entre los compañeros de trabajo, los vecinos y los amigos de cada ciudad. No desaprovechéis entrar en detalles, hacedlo mencionando nombres, lugares y momentos. Además, comentad cuestiones de la pareja a otras personas, de la misma manera que se haríais si vivierais en la misma ciudad: qué tenéis en común, qué problemas tiene, cuál es su trabajo, con el objetivo de que nuestros propios compañeros, amigos y vecinos también se refieran a nuestra pareja como alguien presente.

Toda esta información, además de servir para generar una empatía directa e instantánea, favorece que una vez que la pareja se une, el tiempo que han permanecido separados no haya sido perdido, sino que se ha cultivado con esmero para que ambos formen parte de la costumbre del otro.

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