Desde hace tiempo sabemos que los refrescos no son unas bebidas precisamente buenas para la salud. Aunque se concibieron a principios del siglo XX como tónicos de salud, que prometían mejorías milagrosas para las enfermedades más importantes, realmente son alimentos tremendamente poco recomendables, con una ausencia total de nutrientes destacables y con un alto contenido de azúcares.
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A la hora de buscar una alternativa, solemos creer que un zumo siempre será más saludable que un refresco azucarado y con burbujas. Pero lo cierto es que ambos productos andan muy a la par, contienen altas cantidades de azúcar, conservantes y muy pocos nutrientes válidos.
Como siempre, ante la necesidad de hidratarnos y de disfrutar de un sabor dulce, la mejor y más saludable manera de conseguirlo es bebiendo agua y con piezas de fruta, en especial las que aportan un alto contenido de agua, como la sandía o el melón.
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Se trata de un estudio apreciativo, no clínico
Cuando hablamos de que ciertos productos pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer, no siempre estamos nos estamos refieriendo a que un alimento sea en sí mismo cancerígeno, sino que desde un punto de vista estadístico se ha constatado que quienes consumen dicho alimento tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer. En el caso de los refrescos azucarados esta evidencia parece constatada por medio de una investigación realizada con voluntarios en los que se ha tenido en cuenta su dieta a lo largo de un espacio de tiempo suficiente para llegar a conclusiones enfocadas a los hábitos de consumo, y no tanto a que las sustancias de los refrescos tengan una relación directa con el cáncer.
Los investigadores de Nutrinet han contado con la ayuda de más de 100.000 participantes para evaluar cómo les afecta el consumo de refrescos azucarados. Para ello se ha evaluado a personas con una edad media de 42 años, pues de esta forma se ha podido analizar qué perfiles de salud han desarrollado individuos que han consumido refrescos desde su infancia y frente a otros que no.
También se buscó que parte de la muestra de individuos fuera gente joven, desde los 18 años, pues el estudio abarcó un seguimiento de casi 10 años de todos los voluntarios, donde se tuvo en cuenta el estado de salud inicial, sus hábitos alimentarios y la situación física que fueron desarrollando.
Para tener en cuenta qué alimentos podrían tener una incidencia concreta en la salud de los participantes, se evaluaron hasta 33.000 alimentos y bebidas diferentes.
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Que sea "zumo natural", si es envasado, no es una garantía suficiente
Finalmente, el estudio determinó que el consumo de bebidas azucaradas, tanto refrescos como zumos 100% naturales envasados, aportan un riesgo significativo de padecer cáncer de cualquier tipo, aunque con una mayor incidencia de cáncer de mama.
Es decir, las bebidas artificiales azucaradas sí tienen riesgo (un 18%) y de la misma manera los zumos de fruta, pese a ser 100% naturales. Parece que la clave está en los altos niveles de azúcar que contienen este tipo de bebidas, ya que el riesgo de desarrollar cáncer desciende significativamente cuando son edulcoradas.
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