La playa continúa siendo el destino preferido por la inmensa mayoría de personas para exprimir las vacaciones de verano. Además de absorber los rayos del sol, relajarnos en la toalla con una bebida refrescante y darnos algún que otro chapuzón, este escenario también es idóneo para mantenerse activo y poner en práctica el maravilloso arte del yoga. Afortunadamente, podemos obtener los beneficios físicos y mentales de esta disciplina milenaria fuera de la sala del gimnasio y la brisa del mar y el sonido de las olas pueden ser unos grandes cómplices para iniciarnos en el yoga o perfeccionar la técnica con unas sencillas posturas.
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Perro boca arriba (o Urdhva Mukha Svanasana)
La postura del perro boca arriba complementa a la del perro boca abajo, una de las asanas más habituales en las sesiones de yoga. Para realizar este movimiento, colócate tumbado boca abajo, estira las piernas hacia atrás, con los dedos de los pies estirados y la parte del empeine tocando el suelo; los codos tienen que estar flexionados y pegados a los costados, y las manos extendidas en el suelo. Desde esta posición, empuja con las manos y los pies hacia arriba hasta que todo el cuerpo quede suspendido en el aire, con las extremidades como único punto de apoyo. Proyecta el pecho hacia delante e inspira. Por último, suelta el aire arqueando la espalda hacia atrás.
Perro de tres patas (o Eka Pada Adho Mukha Svanasana)
Para lograr el perro de tres patas, debemos partir de la tradicional asana del perro boca abajo. Una vez alcanzada la postura de V invertida, llevando las caderas hacia el techo, se realiza un movimiento más para aumentar los beneficios de la práctica. Desde dicha posición en V, levanta una pierna tanto hasta conseguir formar una línea recta con tu espalda. Aguanta diez segundos y regresa a la posición de cuadrupedia. Descansa diez segundos, vuelve a coger aire profundamente y repite el ejercicio cambiando la pierna levantada.
Cuervo (o Kakasana)
Aunque esta postura requiere un poco más de paciencia, una fuerza moderada en los brazos y una buena dosis de equilibrio, la playa puede ser un lugar idóneo para ponerla en práctica. Comenzamos con una posición en cuclillas, con las manos bien abiertas y apoyadas firmemente sobre suelo, las rodillas abiertas hacia los lados y el pecho entre ellas. Inclina el torso hacia delante y coloca el peso en la zona media de tu cuerpo. Flexiona los brazos para apoyar las rodillas en los codos y comienza a acercar los pies a los brazos hasta que las pantorrillas estén apoyadas sobre la mitad superior de los brazos. Mantente todo lo que puedas en esta posición y, para bajar a la postura inicial, apoya lentamente los pies en el suelo.
Paloma (o Kapotasana)
Esta asana exige paciencia y especial atención a la técnica. Partiendo de la posición de cuadrupedia, coloca una pierna doblada hacia adelante y estira la otra pierna hacia atrás. A continuación, coloca las manos en el suelo a ambos lados del cuerpo hasta que consigas colocarla ingle en el suelo. Eleva la pierna estirada y contrae el glúteo. Estira los brazos sobre la cabeza con las palmas de las manos juntas. Mantén esta postura de 15 a 30 segundos y cambia de pierna.
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