Los 10 cuidados básicos que necesita tu bebé en verano
Durante la época estival, tu bebé necesitará unos cuidados especiales para evitar la deshidratación, las quemaduras o las picaduras de insectos
El ambiente de playa no es el más idóneo para el bebé, sobre todo si tiene menos de seis meses. El sol intenso, el viento y la arena no son el medio óptimo para su bienestar. Por ello, a los bebés por debajo de esta edad les recomendamos que paseen con el cochecito, protegidos del sol y de los rayos, pues es donde se encuentran mejor. A partir de los seis meses, sin embargo, ya pueden comenzar a disfrutar de un tiempo de playa con sus padres y sus hermanos. Eso sí, limitado y sin excederse. Si por cualquier razón el bebé debe permanecer en la playa, deberá estar protegido del viento, de la arena y de las radiaciones solares.
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Cuida su higiene
Las altas temperaturas del verano y la humedad del entorno marino hacen que el bebé sude más. Esto hace que puedan aparecer más lesiones cutáneas como, por ejemplo, eritema del pañal, lesiones en los pliegues cutáneos y pequeñas lesiones puntiformes eritematosas diseminadas por toda la piel. Son más abundantes en las zonas de mayor sudoración, conocidas como sudaminas.
Además del baño diario con un gel especial para bebés y de las medidas de higiene general, hay que vigilar más la piel del pequeño, aplicar cremas protectoras e hidratantes para evitar escoceduras y eritemas.
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Vigila su alimentación
Durante el verano, la alimentación del bebé no debe ser muy diferente de la del resto del año.
Si aún es lactante, deberá continuar con la lactancia materna. Eso sí, la madre deberá ingerir un suplemento importante de líquidos para que la producción de leche no se resienta.
Si está tomando leche de fórmula, en algunos casos y en días de calor muy intenso, puede ser conveniente aumentar la dilución de las tomas añadiendo 10 cc de agua por biberón, para que beba más agua, ya que es esencial para no deshidratarse.
Controla el ambiente
La habitación del bebé en verano es conveniente que permanezca en penumbra, pues la temperatura no debería superar los 24ºC, siendo la temperatura ideal de 22ºC.
El uso de aire acondicionado no está contraindicado, muy al contrario, es beneficioso siempre que el chorro de aire no incida de forma directa sobre el niño y el nivel de humedad de la habitación no descienda por debajo del 60%.
La habitación debe ser ventilada a diario durante una hora en las horas extremas del día, es decir, cuando hace menos calor. También puede permanecer con la ventana abierta siempre que tenga rejilla de protección para los parásitos voladores y si no entra excesivo calor del exterior.
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Prepara los viajes
El bebé puede viajar a cualquier edad y en cualquier medio de transporte, pero siempre teniendo presente su comodidad, tanto para el niño como para la madre.
Existen normativas de la Dirección General de Tráfico para viajar con bebés que se deben cumplir en los viajes por carretera. Por ejemplo, es importante calcular las paradas necesarias para alimentarle y mantener la temperatura del vehículo lo más agradable posible.
No hay que olvidar los cambios de pañal y los cuidados de higiene.
En otros medios de transporte, avión o tren, el viaje con bebés no suele plantear problemas importantes, pues están previstas su ubicación y su manejo.
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Atención a su ropa
Cuando las temperaturas son muy altas, la ropa del niño debe ser escasa y transpirable. Pero nunca debe permanecer desnudo.
Hay que evitar plásticos y otros elementos sintéticos en el colchón y en la ropa de cama, ya que aumenta notablemente la sudoración.
La ropa para vestir y la de la cama debe ser de fibras naturales (hilo, algodón o lino), a ser posible sin fibra, no demasiado ajustada al cuerpo, más bien holgada y que permita la movilidad y la evaporación del sudor. Se recomienda que los tonos sean claros y suaves, puesto que reflejan la radiación solar y son más adecuadas para esta época del año.
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Cuidado con el sol
Cuando un bebé es menor de seis meses nunca debe estar expuesto al sol de forma directa. Y cuando permanezca al aire libre se le deberá proteger con filtros solares de alto índice de protección.
La piel del bebé es muy vulnerable a las radiaciones solares y sus mecanismos de defensa están muy limitados por su inmadurez, debido a ello puede aparecer con facilidad eritema solar y quemaduras y lo que es peor, se acumula el ‘capital solar’, que en edades avanzadas de la vida puede dar lugar a lesiones cutáneas más graves.
Por lo tanto, el niño pequeño (menos de seis meses) debe estar siempre protegido del sol, con gorrito, en la sombra o entre sol y sombra y siempre con filtros solares en la piel con riesgo de exposición.
Es conveniente sacarle al aire libre en las horas extremas del día (por la mañana temprano y a la tarde a última hora), pues las radiaciones solares son menos nocivas.
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Puede necesitar más agua
En verano las necesidades de agua en la dieta aumentan, pero la alimentación del bebé se basa exclusivamente en un alimento líquido que es la leche materna o la de formula y ambas contienen una adecuada proporción de agua.
Ambas contienen aproximadamente un 87% de agua en su composición, por lo que el aporte de líquidos suplementarios no es muy necesario.
En ocasiones, en épocas de calor intenso se le pueden ofrecer pequeñas cantidades de agua envasada para suplir las pérdidas aumentadas por el sudor.
Recuerda que la deshidratación del bebé en verano se produce cuando hay una escasez de aporte de líquidos o un aumento de las pérdidas de agua (sudor, heces, orina, vómito, etc).
Si hay más deposiciones de lo normal, o estas son más, líquidas o vomita y come menos, hay que consultar rápidamente al pediatra.
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Baños más largos
El baño diario, que forma parte de los hábitos de higiene diaria del bebé, debe ser mantenido durante el verano, con la variación de que la temperatura del agua puede ser algo más fresca y la duración del baño se puede prolongar algo más.
En días de mucho calor se le puede bañar más de una vez y, a medida que crece, por encima de los seis meses, se le puede bañar en la piscina o en el mar.
Evita las picaduras de insectos
La prevención de la picadura de insectos debe ser una constante en el manejo del bebé durante el verano.
La vida en el campo o en la playa y el uso de casas o apartamentos que pueden permanecer cerradas el resto del año, hace aumente el riesgo de sufrir picaduras, que pueden ser peligrosas.
La aplicación de repelentes cutáneos en niños mayores, y el uso de barreras mecánicas (como mosquiteras) en niños pequeños, así como utilizar esprays u otro tipo de insecticidas en la habitación del bebé puede ser una buen método para evitar estos accidentes.
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Ayúdale a dormir mejor
Los horarios del sueño durante el verano se alteran levemente, ya que existe la tendencia de aumentar el sueño diurno, pues con calor intenso el niño tiene propensión a dormir algo más.
Para procurarle un descanso más cómodo, pon en práctica las medidas que mencionábamos en cuanto a la ropa de cama, la temperatura de su habitación y el control de insectos que puedan perturbar su sueño.
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