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La gastroenteritis es una enfermedad común que puede afectar a cualquier persona en cualquier época del año. Aunque los síntomas más frecuentes sean vómitos y diarreas, también pueden aparecer retortijones, calambres, náuseas, fiebre, dolores de cabeza y una sensación de debilitamiento y malestar general. Normalmente, se produce por una intoxicación alimenticia.
Esta molesta enfermedad se vuelve especialmente incómoda cuando ocurre fuera de casa, sobre todo, durante los viajes, ya que suele obligar a modificar los planes e itinerarios durante varios días. Sin embargo, esto es algo totalmente frecuente, que afecta entre a un 20 y un 50 por ciento de las personas que viajan principalmente a zonas tropicales y subtropicales de África, Iberoamérica y el sudeste asiático. Es lo que se conoce popularmente como la 'diarrea del viajero'.
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Causas
Las deposiciones acuosas y los vómitos que sufren los turistas al viajar suelen producirse, en la mayoría de los casos, después de haber entrado en contacto con algún tipo de bacteria, virus o, con menor frecuencia, parásitos. Tanto los alimentos como el agua pueden ser el origen de la infección, aunque una potabilización inadecuada del agua local de la zona suele ser la principal causa de las diarreas. Por norma general, no suelen ser demasiado intensas, aunque si hay sangrado en las deposiciones, es fundamental acudir al especialista.
Tratamiento
Para controlar y superar el percance del viaje de la mejor forma posible, se recomienda beber mucho líquido para evitar la deshidratación, como limonadas alcalinas, llevar una dieta astringente basada en alimentos blandos que no dañen más el aparato digestivo y tomar probióticos para recuperar la flora intestinal. En muchas ocasiones, para frenar la diarrea se suele recurrir a medicamentos como la loperamida, aunque antes de tomarlos es conveniente consultar con un médico, pues al cortarla estaremos eliminando la principal vía de evacuación de las toxinas que la han provocado.
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Prevención
La 'diarrea del viajero' suele aparecer de forma brusca a los pocos días de iniciar el viaje, pero también es habitual sufrirla una vez éste haya terminado. Sin recibir tratamiento, la mayoría de los síntomas remiten pasadas las 48-72 horas y desaparecen completamente a los 7 días. En algunos viajes es difícil evitar contraerla, aunque llevando cierto cuidado es posible prevenirla.
Para ello se recomienda evitar consumir cualquier tipo de producto vendido en la calle, carnes o pescados poco cocinados y productos lácteos no pasteurizados. Las salsas y alimentos húmedos tampoco son recomendables. En cuanto a las frutas y verduras, come solo aquella que puedas pelar, y evita tanto las ensaladas como los alimentos crudos. Bebe siempre agua embotellada y asegúrate de que esté precintada antes de tomarla. Rechaza cubitos de hielo, lávate los dientes con agua mineral y cierra la boca cuando te duches. Si necesitas consumir agua no embotellada, asegúrate de hervirla previamente durante al menos 5 minutos. Lleva contigo gel desinfectante de manos a base de alcohol para limpiarte las manos antes de comer.
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