Si eres autónomo, tómate en serio tus vacaciones
Si tienes tu propio proyecto empresarial sabemos que es complicado desconectar, pero no hacerlo no va a ser nada positivo
Un autónomo trabaja los 365 días del año. ¿Cierto? Sí, pero con límites. Ser responsable de tu propio negocio lleva implícito estar pendiente de él en todo momento, como un hijo al que cuidar sin reservas ni horarios. Es muy complicado desconectar y eso ocurre tanto si has emprendido recientemente como si tienes un proyecto consolidado; ninguna fase es mejor que otra para encontrar el momento de parar. Sin embargo, no hacerlo puede tener peores consecuencias.
Ser tu propio jefe te permite 'cerrar' en cualquier momento, pero también asumir que de esta manera se paraliza la actividad, se frenan los ingresos y siguen contando los gastos. Una situación que puede asustar y que genera una serie de defensas que acaban por convencerte de que no puedes tener vacaciones. ¡No caigas en la trampa! La ilusión de un proyecto es un potente motor para seguir adelante cada día pero también puede convertirse en una venda que te ciega ante el resto de facetas de tu vida, igualmente importantes, como los amigos, la familia o tu vida en pareja. Sin olvidar, tampoco, que necesitas tiempo para cuidar de ti misma.
Organízate con tiempo
Cierto es que si eres autónoma te va a resultar complicado improvisar unos días de descanso. La clave es organizarse con tiempo, pensar qué semanas pueden ser más propicias, bien porque la actividad del cliente baja o porque no se demandan tantos servicios, y decidir qué días te tomas las vacaciones, inamovibles a no ser por causas de fuerza mayor. Además, es interesante que cada mes destines una parte de tus ingresos a un fondo que sirva para cubrir estos días de descanso, sin que suponga un extra o frenar el trabajo te desestabilice económicamente.
Planifica y adelanta todo lo posible. Quizá puedes dedicar un poco de tiempo de más durante un periodo para hacer el trabajo que no harías en vacaciones y de esta manera no tener que renunciar o posponer estas tareas. Y muy importante: deja cerrados los asuntos pendientes. Son precisamente estos flecos los que impiden descansar y desconectar, porque siempre están presentes como un murmullo constante y agotador.
Vacaciones cortas, pero vacaciones de verdad
Es comprensible que no quieras descuidar tu proyecto demasiado tiempo, ni viajar a un país remoto donde los problemas de comunicación pueden complicar tus vacaciones, pero siempre debes guardar unos días para hacer un paréntesis. Son absolutamente necesarios para reducir el estrés del día a día y coger fuerzas para volver con un impulso más fresco.
Las vacaciones son estupendas para potenciar la creatividad, salir de los modelos que marcan tu rutina -y puede que hasta hayan paralizado algunos movimientos dentro de tu empresa-, así como un momento perfecto para despejar la mente y aprovechar para tomar decisiones y reflexionar sobre el rumbo del negocio. Te permite dejar de poner el foco en el logro inmediato para proyectar hacia dónde quieres ir.
Por último, establece límites a tus clientes. Si has tomado la firme decisión de respetar tus propias vacaciones no permitas que te las estropeen. Organiza con ellos tu periodo de descanso, hazlo con tiempo para evitar sobresaltos y acuerda un medio de contacto en caso de emergencia.