La empatía, lo que se conoce popularmente con 'ponerse en la piel del otro', es una de las competencias básicas de la inteligencia emocional, así como una característica clave para iniciar y mantener relaciones interpersonales sanas de cualquier tipo, ya sea familiar, social, laboral o de pareja. Así nos lo explica María Beatriz Pereira, psicóloga y directora de ISEP Madrid, quien conviene en aclarar que empatía "no es solo situarnos en la situación del otro, sino más bien, escucharle activamente, comprenderle sin juzgar o invalidar sus opiniones o sentimientos y mostrar apoyo si es necesario. En resumen, se trata de ver las cosas desde su propia perspectiva dejando de imponer nuestras creencias e ideas acerca de algún evento".
Si bien es una habilidad necesaria para todo tipo de relaciones interpersonales, tal y como apunta la experta, "en el ámbito de la pareja es fundamental que exista esta característica por parte de ambos miembros, ya que, de lo contrario, una o ambas partes se suele sentir incomprendida e incluso poco valorada puesto que tiene la sensación de que su pareja ve únicamente por sí misma y se olvida totalmente de ella, de sus necesidades y deseos". Pero, ¿qué ocurre si hay falta de empatía? "Con toda seguridad, aunque sea de manera inconsciente, se desencadenarán conflictos y reproches que pueden acabar en una ruptura", apunta.
¿Es posible desarrollar la empatía?
"Todos somos susceptibles de poder adquirir y entrenar las habilidades sociales y emocionales, por lo que, siempre que haya un entorno dispuesto a colaborar y una intencionalidad por parte de la persona, la empatía puede desarrollarse", asegura María Beatriz Pereira. Sin embargo, nos cuenta que lo esperado es que desde la infancia el individuo se encuentre bajo un apego seguro por parte de las figuras parentales, lo que le permitirá desarrollarse en todos los ámbitos desde la estabilidad, la independencia y el afecto. "Empatizamos con otros en la medida en que nos sentimos comprendidos, valorados y aceptados por el entorno".
Empezando por uno mismo, la empatía "se desarrolla a partir del autoconocimiento, que implica reconocer nuestras fortalezas y debilidades, así como hacernos responsables de nuestras acciones sin fustigarnos ni culpabilizarnos cuando las cosas no salen como esperamos. Tener la capacidad de gratificarnos y perdonarnos a nosotros mismos nos permite relacionarnos con los otros desde la apertura, la flexibilidad y la aceptación. En consecuencia, no solo conseguiremos empatizar sino, además, ser lo suficientemente asertivos como para decir lo que pensamos y sentimos sin herir ni desvalorar a otro, siendo capaces de poner límites, pero también aceptando las opiniones de otros".
En cuanto a la pareja, nos comenta la psicóloga, la empatía se desarrolla desde el conocimiento del otro, no solo de lo que nos aporta, sino de lo que le gusta y lo que no, de lo que desea y rechaza, de lo que le hace feliz y de lo que le hace sufrir... "Muchas veces, en la vida de pareja omitimos que el otro es diferente a nosotros, proviene de otra familia, de otros patrones de crianza, de otros hábitos y tiene unas vivencias diferentes y una escala de valores distinta. En consecuencia, hay ocasiones en que no entendemos algunas actitudes o comportamientos, incluso, podemos despreciar alguna vivencia emocional".
Lo interesante es que esas diferencias puedan ponerse sobre la mesa, para entenderlas, trabajarlas, sacarle el provecho para adquirir nuevos patrones de conducta que sean más sanos, y conseguir que la relación crezca en proximidad, afecto y unión. De otro modo, apunta, esas mismas diferencias pueden generar discusiones que conllevan a la crítica continua, el desprecio hacia la forma de actuar del otro, la defensividad, el cerrarse en banda o bien, el manipular a la pareja para conseguir un determinado objetivo. "En ese sentido hay dos máximas que toda pareja debería tener presente: Tratar de comprender antes de querer ser comprendido y escuchar para entender y no para responder".
Consejos para trabajar la empatía en pareja
- Escuchar activamente al otro sin menospreciar sus preocupaciones o malestares
- Comunicar al otro cómo nos hace sentir para que, en primer lugar, pueda tomar conciencia de ello y, en segundo, tenga la oportunidad de valorarlo y, si es necesario, cambiar algunos aspectos de su conducta
- Manifestar gratitud hacia la pareja y tener gestos positivos hacia ella (sin que tengan que ser días ni fechas señaladas). Estamos acostumbrados a manifestar lo negativo porque damos por sentado que lo positivo es el 'deber ser'. Expresiones como: gracias, te quiero, me ha gustado mucho lo que has hecho, eres genial... son frases que refuerzan el vínculo entre los miembros de una pareja, aportan seguridad y autoafirmación
- Practicar la comprensión sincera y lo menos plagada de juicios posibles
- Sugerir puntos de vista alternativos que quizás el otro no es capaz de ver en un momento determinado
- Reconocer que, en ocasiones, más que tener que aportar soluciones, la pareja lo que espera es nuestra compañía cuando están pasando por un momento difícil