Descubre tu umbral de mentira en tu vida en pareja
Las relaciones de pareja se basan en la confianza y, sin embargo, a veces son objeto de mentiras que ponen en peligro la estabilidad de la relación.
Qué es verdad y qué es mentira a veces es una línea sutil y difícil de determinar. Todo parece depender del estado de ánimo y de con qué actitud nos tomemos las cosas. Por eso, en ocasiones nos autoengañamos o tratamos que quienes están a nuestro alrededor perciban la realidad de una forma sutilmente adulterada.
El problema de las mentiras, o de ver la vida de una forma algo tergiversada, es que mientras que nosotros mismos podemos llegar a creerlas, los demás transitan con su propia escala de realidad, y es cuando inoculamos una mentira, una exageración o una tergiversación en los otros cuando podemos salir escaldados al comprobar que no pasan su filtro, y que se encienden las alarmas.
Esta situación es aún más compleja y peliaguda cuando afecta a la relación de pareja. Pues podemos llegar a considerar que con quien compartimos la vida es una persona que se rige por nuestros mismos códigos y que podrá creer aquello que hayamos diseñado ex profeso para él. Y, sin embargo, esto es un arma de doble filo que siempre regresa, cual boomerang, y puede acabar por herirnos gravemente.
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El problema de una única mentira es que exige una segunda
En las parejas, la forma más habitual en la que surge la mentira es por la necesidad de mantener un mínimo de privacidad hacia ciertas cuestiones que pretendemos mantener ocultas, o bien por ser cuestiones íntimas que todavía no queremos compartir, porque además pudieran significar un conflicto con la pareja, o simplemente porque se trate de una decisión personal que no atienda a una lógica racional concreta.
Sea el caso que sea, cualquier mentira tendrá las patas cortas. Porque precisamente la relación de pareja basa su salud en la confianza, y si no se ha pactado entre ambos que puedan existir algunas certezas dentro de la propia relación, el mero hecho de que existan, aunque sean cuestiones leves y de poca trascendencia, puede acabar desencadenando que se deban crear otras mentiras para ocultar las primeras, situándonos en un círculo vicioso que incrementa la apuesta, nos pone cada vez más contra las cuerdas y ahonda en la posibilidad de acrecentrar una crisis de pareja.
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El umbral de mentiras debería tender a cero
Piensa en cuáles son las cuestiones que consideras importantes y sobre las que nunca cederías si descubres que tu pareja te mintiera sobre ellas. Y ahora piensa en si son precisamente estas las cosas que tú deseas ocultar, tergiversar o crear una mentira que las oculte.
Porque la mentira no es nunca en sí misma un objetivo, sino que lo que trata es ocultar y generar una pantalla sobre cuestiones reales que nos afectan. Piensa en si a la inversa tú podrías transigir o si incluso lo valorarías positivamente.
Estas situaciones son las más difíciles de encontrar, ya que generalmente solemos tender a pensar que la verdad es la mejor fórmula, aun cuando la mentira va encaminada a hacernos más dulce un mal trago o a retrasar el impacto de una mala noticia.
El umbral de la mentira suele enfocarse en las parejas en cuestiones que tienen que ver con el trabajo o con entornos que distan mucho del ambiente familiar. Con estos acontecimientos es más fácil, porque son ámbitos que generalmente no tienen una relación directa con la pareja, en los que mantenemos relaciones con otras personas sin conexión fácil con nuestro ambiente familiar y sobre lo que podemos sentir la necesidad de tergiversar o mentir con mayor necesidad o facilidad. Por ejemplo, para ocultar que alguien del trabajo nos ha hecho sentir mal, o para demostrar que hemos conseguido logros no merecidos en el trabajo.
Sin embargo, abrir la veda a la mentira, aunque se trate de un entorno lejano a la vida doméstica y que implique una mera exageración de algo que bien podría ser verdad es, a la larga, una forma de bajar el listón de nuestra relación de pareja, de admitir que no somos capaces de comunicarnos en libertad dentro de la relación y la evidencia de que existen lagunas de comprensión y de confianza entre ambos.
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