Estos son los momentos en los que tu mente es más creativa y resolutiva
Cada persona es un mundo, porque hemos aprendido a hacer las mismas cosas pero de manera distinta. No existen dos personas iguales, como tampoco existen dos procesos mentales idénticos.
Las motivaciones y las ideas encadenadas que afloran en tu mente son solo tuyas, y nadie las entiende como tú. Por eso, no existen trucos universales para hacer aflorar tu creatividad y tus recursos resolutivos. Sin embargo, sí podemos darte algunos consejos muy prácticos para mantener abierta la escucha sobre aquellos momentos y situaciones en los que puedes exprimir con mayor practicidad tu percepción de aquellas cosas que te rodean.
La noche: más concentración y excitabilidad
La primera hora del día y la última son situaciones emocionales contrarias y complementarias. Por regla general, nos acostamos arrastrando la energía del día que hemos vivido, por lo que hemos acumulado experiencias, conversaciones y retos. Esto favorece que sea a esas horas de la noche en las que vemos mejor nuestras posibilidades de cambiar las cosas y de afrontar otros retos. Aprovecha la última hora del día para planificar el día que llegará mañana, o para pensar en cuestiones de futuro.
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La sintonía mental de la última hora de la noche favorece una mirada realista sobre tu vida, pero además, como no estás obligada a realizar ninguna tarea más, porque el día ha terminado, puedes hacerlo con la mayor tranquilidad, sin nada que te moleste o reste atención.
Sin embargo, pese a que la noche puede ser un momento en el que tu mente podrá tomar los mandos de tu creatividad con mayor velocidad y resolución, ten cuidado, pensar demasiado puede hacer que no duermas bien. Cuando activamos demasiado nuestra mente en las últimas horas del día podemos abrir cajas de Pandora que nos hagan preocuparnos demasiado por cuestiones que manteníamos en pausa, o emocionarnos en exceso y no conseguir domar el sueño y entregarnos al descanso.
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Por la mañana, más vulnerabilidad y más creatividad
Piensa un poco en cuantas buenas ideas se te han ocurrido mientras te duchas a primera hora de la mañana. Cuando despertamos vivimos la experiencia de volver a empezar, de cero. El sueño actúa como un reinicio de nuestro pensamiento, las ideas se han ordenado durante la noche y los procesos mentales se han acortado al mínimo. Cuando te despiertas percibes cómo todo es posible, y a la vez te sientes vulnerable y con poco control de tu cuerpo y tus emociones.
Cuando por fin llegas a la ducha y el agua refresca tu cuerpo llevas unos instantes repasando qué te depara el día, qué debes hacer, en qué orden y cómo sacarle provecho a algunas cuestiones. Y bajo la relajación del agua es muy probable que caigas en la cuenta de ideas, enfoques o nuevas formas de ver las cosas que te aportarán ese plus de resolución que necesitas. Nunca subestimes el poder de una buena ducha.
Es en las primeras horas del día es en las que estamos más vulnerables, y sin embargo, son en las que pueden surgir los enfoques más frescos y menos viciados por los temores, porque afloran de la parte más inconsciente de nuestra mente. Guarda atención a no desechar las ideas que a priori puedan parecerte superfluas o fuera de lugar, pues en muchos aspecto los consejos que te des a ti misma a primera hora de la mañana podrían tener el mismo valor de un punto de vista externo a ti, de alguien que no está tan influído por tus temores o condicionantes, y que logra dar con una forma creativa de reinventar los hechos y los objetivos, tal vez justo lo que te hace falta.
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