Tener altos niveles de azúcar en sangre es una circunstancia que nos puede acontecer a todos en diversos momentos de la vida y de la que es posible que no seamos conscientes, porque no suele mostrarse con síntomas especialmente claros, y es aún menos identificable cuando se trata de un momento puntual. Sin embargo, si esta situación se repite en el tiempo, los altos niveles de azúcar en la sangre pueden producir una situación de cansancio general sin motivo aparente, hormigueo en la planta de los pies, más sed de la habitual y, sin motivo, y una visión borrosa.
Esto puede ser motivo de una resistencia a la insulina, y la única forma de tener la certeza es realizarnos un análisis de sangre que nos permita averiguarlo. Y los resultados podrían darnos la conclusión de que padecemos prediabetes o diabetes tipo 2 como consecuencia de resistencia a la insulina.
¿Pero qué es la insulina?
Se trata de una hormona que produce el páncreas y que nos ayuda a proteger a nuestro organismo de los excesos de glucosa, en sangre. Como es habitual en nuestro cuerpo, toda nuestra biología está centrada en generar mecanismos de equilibrio que nos protegen de descompensaciones que puedan hacernos daño, y la insulina es la encargada de velar por nuestros niveles de azúcar, pues en exceso resulta dañino para nuestra salud.
Cuando nuestro organismo desarrolla una resistencia a la insulina, este mecanismo de control falla y podemos correr el riesgo de alcanzar niveles de azúcar por encima de los recomendables que pongan en riesgo nuestro bienestar.
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Cómo se desarrolla la resistencia a la insulina
Hay diversos motivos relacionados con la posibilidad de que acabemos desarrollando una resistencia a la insulina. Son condiciones que, de forma general, están vinculadas a una vida sedentaria y unos hábitos poco saludables. Un estilo de vida sedentario puede ser un caldo de cultivo para esta consecuencia, pero en ocasiones es el embarazo el que de forma casual produce esta resistencia, pero en este caso se trataría de una diabetes gestacional.
También existen enfermedades concretas que están relacionadas con esta resistencia, como la enfermedad del hígado graso o el síndrome del ovario poliquístico, así como algunas enfermedades cardiacas. De nuevo, la razón por la que existen varias posibles causas para desarrollar esta resistencia es que el organismo es como un gran puzle de piezas que buscan la estabilidad, y cuando una falla, el resto del puzle se trastoca.
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Cómo prevenir la resistencia a la insulina
Se ha demostrado que existen condicionantes que escapan a nuestro control a la hora de desarrollar esta resistencia, pues puede verse condicionada por los antecedentes familiares. El estudio de los motivos que nos pueden hacer desarrollar resistencia a la insulina es una cuestión pormenorizada y personalizada que debe realizar el médico en base primero al análisis de sangre y a tus hábitos y condicionantes biológicos.
Las autoridades médicas recomiendan que la mujeres embarazadas controlen sus niveles de glucosa en sangre pasada la semana 24 de gestación. De la misma forma, también se recomienda que los adultos entre 40 y 70 años con cierto sobrepeso guarden una especial atención a la posibilidad de desarrollar diabetes y que revisen sus niveles de azúcar en sangre cada cierto tiempo.
La prevención es sencilla, aunque no infalible. Consiste en llevar un ritmo de vida saludable que implique una reducción significativa de los alimentos azucarados, hacer ejercicio y tratar de desprendernos del sobrepeso en el caso de padecerlo.
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