Dime cuánto duermes y te diré tu esperanza de vida
Los trastornos del sueño afectan a gran parte de la población e inciden negativamente en nuestra salud, hasta el punto de poder acortar nuestra esperanza de vida.
Dormir un promedio de 7 horas al día se ha convertido en un lujo que muchas personas no pueden permitirse. Según un estudio publicado en The Economist, los países más ricos son los que duermen más horas, a excepción de Japón y Corea del sur, donde sus habitantes duermen menos de lo deseable. Pero en estos países la falta de sueño la justifica la gran ambición laboral que les caracteriza y que les lleva a trabajar una gran cantidad de horas al día.
El problema es que la falta de suelo repercute directamente en nuestra salud, y solo el hecho de dormir 6 horas al día ya puede reducir nuestra esperanza de vida hasta en un 13%. Al menos, los expertos aseguran que no todas las causas que provocan que durmamos pocas horas afectan de la misma manera, porque es diferente que la razón sea un exceso de trabajo que nos impida tener el descanso que necesitamos, a que nos despertemos a menudo durante la noche para darle de comer a un bebé, ya que este es un gesto de amor que, aunque cansado, nos satisface enormemente.
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En cualquier caso, como decíamos antes, nuestra esperanza de vida está estrechamente ligada a las horas que dormimos y, por desgracia, es un problema que sufren demasiadas personas. Dormir poco es el caldo de cultivo para enfermedades como la diabetes, la obesidad, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión e incluso cáncer. De esta manera, tristemente, cuando recortamos el tiempo de nuestro descanso, en realidad se lo estamos recortando a nuestra vida.
Las principales causas que nos hacen dormir mal
Si crees que duermes menos horas de las necesarias, es muy importante que te pongas de inmediato a detectar las posibles causas de tu falta de sueño para que, así, le puedas poner remedio.
A la cabeza de los motivos que no nos dejan dormir se encuentra uno de los grandes males de nuestra sociedad: el estrés acumulado. El estrés, cuando no conseguimos reducirlo, no hace otra cosa que aumentar y entorpecer nuestro sueño diario. Si crees que es la causa que te impide dormir, hazle frente. Revisa que es aquello que más te preocupa o te altera e intenta ponerle una solución, además de incorporar a tu rutina diaria actividades que te ayuden a reducirlo y que, de paso, preparen a tu cuerpo y a tu mente para un buen descanso nocturno, como el ejercicio físico o la meditación.
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El alcohol y el tabaco (y cualquier tipo de droga) son también enemigos de tus horas de sueño. Ambos, lejos de lo que puedas pensar, no te incitan a dormir mejor, aunque en un principio pudiera parecer que el alcohol produce sueño y que el tabaco te ayuda a relajarte. En realidad lo que hacen es promover un descanso más corto de lo que necesitas y de peor calidad. Así que, aquí tienes otra razón para dejar estas sustancias lo más alejadas posible de tu día a día.
Si nos estamos medicando, es posible que también veamos cómo nuestro descanso se ve alterado. Incluso algunas medicinas para tratar un simple resfriado pueden incluir en su composición estimulantes que te impidan dormir bien y sin interrupciones. Por esta y otras razones, de peso, hay que evitar automedicarse y seguir siempre las indicaciones de nuestro médico antes de tomar ninguna sustancia, aunque sea de venta libre en farmacias.
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