Es época de cerezas por fin. De ellas nos gusta todo: su sabor, sus propiedades, lo fácil que resulta comerlas... Hasta su aspecto las hace apetecibles y deliciosas, en cualquiera de sus diferentes variedades, que les confieren ligeras diferencias en su tamaño, color o acidez.
No dejes pasar el momento e inclúyelas en tu alimentación diaria, porque no hay un solo motivo para prescindir de ellas con la llegada del verano. Solo en el caso de padecer algún tipo de insuficiencia renal te recomendamos consumirlas con moderación, ya que son muy ricas en potasio y la ingesta de este mineral ha de controlarse en este supuesto.
Antioxidante y depurativa
Las cerezas son una fuente de antioxidantes. Su color ligeramente morado se debe a las antocianinas, que son capaces de hacerle frente a los radicales libres, neutralizándolos. Estos radicales son los responsables de la oxidación celular que se esconde detrás de enfermedades degenerativas como la artritis, el alzheimer o el cáncer. Según algunas investigaciones, el efecto antioxidante de las cerezas puede prolongarse en nuestro organismo hasta 12 horas después de su ingesta.
Como decíamos antes, tienen un alto contenido en potasio, un mineral que puede ser nuestro aliado a la hora de deshacernos de la retención de líquidos y notarnos más desinchadas.
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Saciante e hipocalórica
Las cerezas son una importante fuente de fibra, que no solo nos ayuda a regular el tránsito intestinal, sino que también nos hace sentir saciados por más tiempo.
Su bajo aporte calórico la convierten en una fruta idónea para cualquier momento del día, porque nos ayuda a reponer energías sin sumarnos calorías. Esta es un virtud que poseen la gran mayoría de frutas, pero en las cerezas es especialmente destacado. Así que puedes disfrutar de ellas con toda tranquilidad. Aunque esto no significa que puedas atiborrarte sin medida, ya que un consumo excesivo podría resultar indigesto y causar un molesto efecto laxante. Beneficiate de todas sus propiedades con un consumo razonable.
Tiene propiedades antiinflamatorias
El poder antiinflamatorio de las cerezas se ha demostrado en diferentes estudios. Por eso es tan eficaz a la hora de reducir el riesgo de sufrir gota. Además, ayuda a reducir la inflamación muscular que se produce en ocasiones como consecuencia de la práctica de un deporte intenso. También puede hacer que disminuya el dolor provocado por la artritis gracias a las antocianinas que contiene.
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Ayuda a prevenir enfermedades
Y muy especialmente las de tipo cardiovascular. Se ha demostrado que las cerezas ayudan a reducir los lípidos plasmáticos, ya que regulan los genes responsables de la correcta actividad metabólica de la glucosa y las grasas. De este modo se reduce el riesgo de padecer diabetes, tener una presión arterial elevada o altos niveles de colesterol.
A la hora de ayudarnos a mantener un buen estado de salud, las cerezas pueden ayudarnos a conseguir un mejor descanso gracias a la melatonina que contienen, que nos facilita la conciliación del sueño al llegar la noche.
Una fruta versátil en la cocina
La fruta fresca y recién lavada es siempre la primera gran opción de consumo, también para las cerezas. Pero no es la única forma de tomarlas, y puedes seguir disfrutando de ellas en numerosos platos. Prueba a introducirlas en tus tartaletas, a hacer polos y helados, salmorejo, gazpacho, e incluso a recubrirlas de chocolate y dejarlas enfriar en la nevera. Una salsa elaborada con cerezas en un acompañante ideal para un solomillo de cerdo, y te sorprenderá lo bien que casan en la elaboraciones de panes caseros.
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