Si tu deporte es caminar, ¿cuántos pasos debes dar para perder de peso?

Siempre hemos oído que andar es muy sano, y que mientras das un paseo estás favoreciendo, entre otras cosas, la circulación sanguínea. Sin embargo ¿hasta qué punto esto es una realidad? ¿Basta con caminar hasta la tienda de la esquina y volver para mejorar nuestra salud y condición física?

Por Cristina Soria

Lo cierto es que los especialistas están de acuerdo en ello: según un informe conjunto de los Colegios Profesionales de Fisioterapéutas de Madrid, Euskadi, Navarra y Galicia, caminar puede favorecer ampliamente el aumento de las células inmunológicas de nuestro organismo, en concreto un 30% más que si no realizáramos ese paseo. Sin embargo, lo importante es saber cuánto debemos caminar para que estos beneficios sean realmente efectivos.

Y los datos son muy esclarecedores: a partir de los 10.000 pasos diarios se podrían llegar a cumplir este beneficio para nuestras células, lo que equivale a una caminata de dos horas. Sin embargo, si lo que pretendemos es bajar peso, necesitaremos dar hasta 12.000 pasos, lo que equivale a 10 kilómetros diarios, además de, por supuesto, mantener una dieta adecuada.

Pero realmente los datos apuntan a que caminar no tiene demasiados beneficios si lo comparamos con casi cualquier otra actividad física. Según los expertos, sólo cuando conseguimos superar los 17.500 pasos diarios (cerca de los 13,6 kilómetros), estaríamos haciendo un ejercicio aeróbico notable. Esto equivale a más de tres horas de caminata, pese a que este mismo beneficio podría conseguirse en media hora de entrenamiento funcional.

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Sin embargo, caminar es una opción placentera si el camino y la temperatura son agradables. No representa un esfuerzo agotador, y tampoco sentimos la angustiosa sensación de sudar, sentir una sed acuciante y notar como nuestros músculos llegan al límite. Aunque para que este ejercicio pedestre surta efecto debemos mantener cierta costumbre en la práctica, porque un día aislado no produce grandes beneficios. Debemos extender el hábito a lo largo del calendario y, por lo menos, darnos dos buenas caminatas semanales.

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Beneficios más allá de perder peso

Aunque se trata de un ejercicio leve, caminar sí es una actividad extraordinariamente completa. Cuando caminamos estamos poniendo en funcionamiento varios grupos musculares que implican más de un 30% de nuestra musculatura, no solo de las piernas. 

Lo realmente interesante es imprimir cierta velocidad en el paso. Así ponemos a prueba nuestra resistencia de forma más profunda y conseguimos beneficios cardiovasculares. Si la caminata es a ritmo ligero estaremos trabajando para combatir enfermedades cardiacas y circulatorias, además de fortalecer enormemente los músculos de las piernas y la generación ósea.

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Una alternativa al gimnasio

Aunque sus beneficios son modestos, no hay que olvidar que es una opción que siempre está disponible. Solo necesitamos un calzado cómodo y un bonito paisaje para caminar sobre él. Porque no hay que olvidar que entre todos los beneficios físicos, también hay uno psicológico: caminar ayuda a reducir el estrés. Se trata de un ejercicio que nos cansa poco a poco, y que por el propio ritmo del paseo, favorece que pensemos en nuestros problemas diarios y que lleguemos a conclusiones imaginativas y frescas a las que no podríamos llegar si estuviéramos sentados en el mismo espacio.

Se dice que muchos escritores dan salida a sus momentos de bloqueo paseando, y que es así como tienen las mejores ideas o cómo logran dar un nuevo punto de vista a las historias que parecían agotadas. Porque cuando paseamos vemos la vida pasar, escuchamos historias, y respiramos alrededor de ellas. Por lo que, aunque no sea el ejercicio más potente, sí puede dar un sentido muy especial a nuestra forma de hacer ejercicio.

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