Esto es lo que dice la ciencia sobre los alimentos cancerígenos
No hay alimentos buenos o malos para acabar desarrollando cáncer pues, según los científicos, todo tiene que ver con mantener una alimentación saludable y no abusar de ciertos productos.
Basamos nuestra alimentación en la salud que nos pueda otorgar, en mayor o menor medida, y por eso cada vez es más común que existan recomendaciones sobre alimentos anticancerígenos y alertas sobre otros que podrían provocar esta enfermedad.
Sin embargo, si todo fuera tan fácil como basar nuestra alimentación en todo aquello que supuestamente nos mantendrá a salvo del cáncer, probablemente, las autoridades sanitarias prohibirían ciertos productos o informarían en mayor medida de cuáles son los que nos aportan este beneficio. Tal vez existen mitos que nos llevan a suponer que existen ciertos alimentos más cancerígenos que otros, y otros que nos ayudan a esquivar esta enfermedad.
La Fundación Umberto Veronesi, dedicada a los estudios científicos que tienen que ver con la salud, ha publicado una estudio muy completo sobre nutrición que dedica un extenso capítulo a razonar acerca de la relación que mantienen ciertos alimentos con el cáncer, con el objetivo de arrojar luz sobre la importancia de una buena alimentación para conseguir un nivel adecuado de salud, y por qué una nutrición errónea podría estar produciendo más de diez millones de muertes anuales.
Es una cuestión de equilibrio
De la misma forma que no merece la pena hacer una dieta milagro que nos ponga a punto en cuestión de dos semanas, con la salud y la nutrición, de forma general, tampoco podemos pretender incluir o desterrar un solo alimento para considerar que hemos hecho todo lo posible por nuestro bienestar. Según el informe de la Fundación Umberto Veronesi, la alimentación no precisa únicamente que revisemos algunos alimentos de nuestra dieta, sino que debe ser equilibrada de forma global y mantenerse en el tiempo.
Es decir, que los malos hábitos de hoy, pueden acabar produciendo graves enfermedades mañana, aunque para entonces hayamos variado nuestra dieta de forma puntual. Por tanto, la salud y la nutrición es una cuestión de equilibrio que puede tener consecuencias a largo plazo. Según los datos de este estudio, el 30% de los casos de cáncer se podrían haber evitado con una alimentación adecuada.
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Alimentos concretos
La carne roja lleva bastante tiempo en el punto de mira. Según el informe, no se puede dar una respuesta a la ligera sobre si su consumo es positivo o negativo, ni sobre si produce cáncer, pero lo cierto es que nunca se recomendaría consumir más de 300 gramos a la semana. Sin embargo, es muy importante tener en cuenta qué tipo de carne es y en qué condiciones ha sido criada y alimentada.
Además, la carne en general abre un sinfín de variables a la posibilidad de que esté relacionada o no con el cáncer y otras enfermedades cardiovasculares. Cuando de peor calidad sea o más procesada, aumenta sin duda el riesgo para nuestra salud. Los embutidos o las salchichas industriales son, claramente, los productos cárnicos que antes deberíamos desterrar de nuestra dieta.
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Además de que los alimentos puedan contener productos químicos cuando se procesan, tampoco cuando son frescos se puede garantizar que no escondan peligros para nuestra salud y que puedan ser cancerígenos. Cuando pensamos en el pescado, por ejemplo, no cabe duda de que es un alimento muy positivo para nuestra dieta, pero,sin embargo, el atún y el salmón aportan altos niveles de mercurio a nuestro organismo, con las consecuencias negativas que eso conlleva.
También los lácteos plantean dudas, ya que se ha demostrado que sus grasas saturadas pueden provocar cáncer de próstata, mientras que son estas mismas grasas las que parecen proteger contra el cáncer de mama. Sin embargo, como comentábamos antes, en el equilibrio está el secreto, y si mantenemos el consumo de lácteos en 2 porciones de leche y, como máximo, 2 de queso semanales, estaremos disfrutando de estos alimentos con la seguridad de no excedernos.
Se sabe que la soja es muy positiva para luchar contra el cáncer de mama, gracias a su concentración de fitoestrógenos. Sin embargo se ha descubierto que cuando sobrepasamos cierta cantidad diaria (2 vasos de soja como límite) podríamos estar produciendo el efecto contrario al deseado, y que este nutriente acabe estimulando, precisamente, a las células cancerígenas. Por esto mismo es muy importante la moderación, tanto en los productos que consideramos de riesgo, como con los que pueden aportarnos beneficios para la salud.
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