Revisa que allá donde vas tu mascota es bien recibida. Puede parecer un obviedad, pero a veces damos por hecho que nuestro perro o gato forma parte de nuestra familia, y cuando llegamos a nuestro destino vacacional podemos encontrar que este no es favorable a que él también disfrute de estos días de asueto. Existen hoteles pet-friendly, pero aún son los menos, y mientras que los perros son aceptados en algunos, el caso de los gatos es mucho menos frecuente.
Además, ten en cuenta que mientras que los perros pueden disfrutar del viaje, porque en función de su raza y de su temperamento propio pueden distraerse corriendo y descubriendo nuevos juegos, a los gatos no suele gustarles cambiar de entorno y sacarles de casa puede aportarles un estrés innecesario.
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Un chequeo a tiempo nunca viene mal
No es muy común ir al veterinario a una consulta si a tu gato o perro no presenta un problema de salud concreto. Sin embargo, puede ser buena idea hacer coincidir un chequeo anual con las vacaciones.
Si un profesional atiende a tu mascota y revisa su estado de salud puede descubrir cualquier cuestión que una vez inmersos en el viaje pudiera aguarnos la estancia, pues cuando estamos fuera de casa todos los problemas se hacen mayores.
Aprovecha la visita para recordar si tu mascota tiene los datos del chip actualizados, y en caso contrario, pide al veterinario que dé de alta las modificaciones necesarias. Si tu perro o gato se pierde fuera de casa os será mucho más difícil recuperarlo, y el chip puede ser una pieza clave para dar con él.
En el caso de que vayamos a ir en avión, y siempre que la compañía lo permita, deberemos pedir al veterinario que nos expida un informe sobre su estado de salud, donde se deberá detallar si está al día con sus vacunas y si no presenta síntomas de enfermedades contagiosas.
Además, podemos pedir al veterinario consejo para calmar a nuestra mascota durante el trayecto. Esto depende enormemente del medio de transporte que vayamos a utilizar, pero lo cierto es que para un animal que está acostumbrado a hacer su vida en casa y en su barrio, y a moverse con libertad, el mero hecho de pasar varias horas en un transportín es una situación que puede generarle bastante estrés. Si el viaje se va a realizar en avión o autobús es muy recomendable aplicarle un sedante leve que, sin necesidad de llegarle a dormir, le deje tranquilo y baje su resistencia.
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Ten en cuenta cuál será su transportín
Depende mucho del medio de transporte y, por supuesto, de las dimensiones de tu perro. Si viajas en tren puedes llevar a tu mascota en un transportín sobre tus rodillas. Pero si viajas en avión es obligatorio que el transportín permanezca debajo del asiento. Esto, por supuesto, no es posible cuando el perro tiene unas dimensiones mayores.
En el caso del avión, si el perro excede las dimensiones suficientes para ir junto a ti, deberá ir en bodega. Finalmente, en autocares está prohibido el acceso de mascotas con los pasajeros y, según la normativa nacional, solo pueden ir en el maletero. Esto hace que el transportín debe ser liviano en el caso de ir contigo en cabina, o muy resistente si viajará en bodega.
En previsión de que el gato o el perro vomite en pleno viaje lleva a mano empapadores, y si no puedes estar con él, dispónlos en su interior para que absorban en el caso de que el traqueteo del camino produzca que tu mascota se sienta indispuesta. Por esto mismo, no es recomendable que el animal coma antes o durante el viaje, para minimizar en lo posible los vómitos.
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