Errores en la dieta que te hacen engordar (y dañan tu salud)
Con el objetivo de adelgazar, cometemos errores que nos pueden pasar factura. En el Día Mundial de la Nutrición enumeramos los errores más frecuentes
Comer es un asunto serio. Y aunque parezca que la inmensa mayoría de la población da por sentado esta afirmación, son muchos los errores que se siguen cometiendo persiguiendo un objetivo: perder peso. En el Día Mundial de la Nutrición, que se celebra cada 28 de mayo, repasamos algunos de los malos hábitos que cometemos y que pueden pasarnos factura.
Perder más de cuatro kilos al mes
“La alimentación es algo que hay que tomar muy en serio, porque la falta o carencia de ciertos alimentos, incluso, en un periodo corto de tiempo, acarrean problemas de salud. Lo mismo sucede con las pérdidas rápidas de peso, más de cuatro kilos al mes supone un riesgo”, señala Christian Mañas, miembro del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat de Valencia (CODiNuCoVa). “No podemos someter a nuestro cuerpo a cambios bruscos en el peso porque no solo se trata de un cambio estético, sino también de nuestro propio organismo”, apunta Mañas.
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Utilizar internet para adelgazar
Si bien es cierto que internet nos ha posibilitado acceder a una gran cantidad de información relativa a la salud, esta difusión sin límites tiene sus riesgos y, sobre todo, en materia de nutrición. Según Paula Crespo, presidenta de CoDiNuCoVa, “abundan consejos y dietas poco contrastadas que pueden suponer graves problemas para la salud”. Por ejemplo, las que están poco planificadas, aquellas que no cuentan con una ingesta adecuada de calorías ni un estudio pormenorizado de las necesidades nutricionales de cada persona, junto a un amplio número de apps para perder peso sin la supervisión de especialsitas que se venden como la solución online para adelgazar.
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Eliminar alimentos de tu dieta
A no ser que se sufra una malabsorción, intolerancia o alergia a algún alimento, diagnosticada por un especialista, descartar alimentos de la dieta puede producir déficits nutricionales. Asimismo, eliminarlos porque se piensa que engordan más es un gran error. Por ejemplo, a la hora de perder peso, es muy típico quitar de la dieta los hidratos de carbono. Su valor calórico es de 4 calorías por gramo, como el de las proteínas, mientras que el de las grasas es de 9 calorías por gramo. “Es importante tener en cuenta que si se eliminan los hidratos de carbono de la alimentación se puede producir una alteración en los neurotransmisores cerebrales y provocar, especialmente al final de la tarde, una crisis que induzca a comer de forma compulsiva pan, galletas, golosinas u otros alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas”, añade según la doctora Luisa García, farmacéutica y doctora en Nutrición.
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Sustituir una comida por un batido
Los expertos de CODiNuCoVa recuerdan que las dietas sustitutivas donde ciertas comidas se reemplazan por batidos; las que tienen una alta restricción calórica que se complementa con diuréticos y laxantes; las monodietas donde se eliminan uno o varios grupos de alimentos o las dietas muy restrictivas que basan su efecto de pérdida de peso en las propiedades de un alimento o producto milagro incentivan el efecto rebote. Además, “generan malos hábitos de alimentación y una relación obsesiva y peligrosa con la comida ya que la persona acaba sintiendo que no se puede comer de nada”, indica Paula Crespo.
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Abusar de los ultraprocesados etiquetados como light
No ayudan a adelgazar aunque aporten menos calorías que el alimento convencional. Los integrales tampoco son la alternativa si se quiere perder peso. Sí contienen más fibra, pero eso no significa que sean más ligeros que los refinados. Aun así se aconseja decantarse por los integrales puesto que favorecen el tránsito intestinal, disminuyen la glucosa en sangre, el colesterol e, incluso, pueden contribuir a reducir el riesgo de cáncer.
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Como conclusión, hay que recordar que no existen los alimentos milagrosos ni las dietas mágicas y rápidas. Lo importante es comer de todo. La base de una alimentación óptima es la variedad. No obstante, existen alimentos que deben ser ingeridos diariamente, como son los cereales y derivados, verduras, hortalizas, frutas y aceite de oliva. Algunos alimentos, concretamente legumbres, frutos secos, pescados, huevos y carnes magras, se tomarán alternativamente varias veces a la semana.