Al igual que ocurre con los seres humanos, el aseo de los perros no es únicamente una cuestión de higiene. Se trata también de una cuestión de salud, tanto para él como para las personas con las que convive. Muchos dueños consideran que bañarlo de vez en cuando, asegurándose de que no tenga suciedad visible ni desprenda malos olores, es suficiente. Sin embargo, una rutina adecuada de limpieza canina cuenta con una serie de pasos fundamentales que, en algunos casos, pueden no ser tan visibles y evidentes. Además del baño y el cepillado, se debe prestar atención a otros aspectos, como la limpieza de los dientes o de los oídos.
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Cepillado
El cepillado es el primer paso en la rutina de aseo de cualquier can. Realizar esta sencilla acción de forma frecuente no solo ayuda a mantener el aspecto del pelo saludable, sino también a quitar la suciedad y los pelos muertos y prevenir los enredos que pueden crearse, especialmente en razas con pelaje largo. La frecuencia del peinado puede variar algo en función del tipo de pelaje, aunque primavera y otoño son las épocas en las que más se les debe de cepillar, puesto que es cuando cambian el pelaje. Se debe empezar cuanto antes a realizar esta tarea para que la mascota la acepte como parte de sus hábitos cotidianos. Además, si se acompaña con caricias y mimos, esta rutina se puede convertir en un momento para estrechar lazos con el animal.
¡Al agua!
Tampoco nos debemos exceder con la higiene. Un baño al mes para los perros con pelaje largo y uno cada dos o tres meses para las razas con pelo corto es suficiente. También dependerá de si la mascota pasa mucho tiempo en el exterior o si tiene problemas de piel. Al igual que ocurre con el cepillado, lo importante es acostumbrar al perro a este ritual de limpieza. Se debe elegir el champú que mejor se adapte a las características del perro; hay una amplia variedad de productos y hay específicos para cada tipo de pelo.
Buen aliento y ojos limpios
No se debe de perder de vista la limpieza de los dientes. Al descuidar la higiene de esta zona, puede dar lugar a la acumulación de sarro que tiene consecuencias como la irritación de las encías, gingivitis y mal aliento. Se debe cepillar los dientes del can al menos dos veces por semana para evitar dolencias como futuras infecciones o dolencias. En cuanto a los ojos, basta con acabar con las molestas legañas usando gasas humedecidas en suero fisiológico. Este pequeño gesto contribuye a prevenir posibles infecciones de ojos, como la conjuntivitis.
Oídos a punto
Los oídos es otra de las zonas 'sensibles' a las que se debe prestar atención por ser especialmente propensa a coger infecciones. Eso sí, sin dañar el oído interno del animal. En términos generales, una limpieza semanal suele ser suficiente. Para ello, lo más recomendable es cubrir el dedo con una gasa e introducirlo con extrema delicadeza en el interior del oído, con cuidado de no tocar el fondo, limpiando los restos de cera que se hayan podido acumular. A continuación, se debe repetir la misma operación en la otra oreja con una gasa nueva.
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