Neuroplasticidad o cómo la práctica del yoga moldea tu cerebro
El yoga trabaja nuestra mente, la respiración y el cuerpo, y en suma dinamiza los beneficios de neuroplasticidad, es decir, la facultad que tiene nuestro cerebro de desarrollarse, fortaleciéndose y creciendo.
Los científicos llaman neuroplasticidad a la facultad que tiene el cerebro de mejorar su estructura y hacer crecer y conectarse entre sí las zonas que implican el aprendizaje, la concentración y la consciencia. Esto ocurre de forma habitual cuando realizamos cualquier tarea, ya que siempre que aprendemos una nueva forma de hacer las cosas no solo estamos aprovechando ese conocimiento, sino que el cerebro crece con cada conexión que hacemos.
Sin embargo, existen actividades que potencian enormemente esta neuroplasticidad, y el yoga es sin duda una de ellas. Porque es sobradamente conocido que cuando practicamos yoga estamos potenciando nuestra capacidad de atención y de concentración. Esto nos relaja pero a la vez nos predispone para entender mejor el mundo en el que nos movemos, porque nos ayuda a focalizar nuestro pensamiento, a afrontar las tareas que tenemos delante y a generar un dinámica de progreso.
Además, el yoga no solo es un ejercicio para la mente, porque el cuerpo está igualmente implicado, y unido a la respiración se trabaja una acción saludable que potencia todo nuestro cuerpo e implica un beneficio global
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Hormonas contra el estrés
Sin embargo, todo esto que percibimos tiene una explicación científica. Un estudio de la Universidad de Boston ha encontrado una relación directa entre la práctica de yoga y la liberación de hormonas, como la oxitocina y la dopamina, y en suma aumentan los niveles de GABA, un neurotransmisor encargado de calmar la actividad cerebral y de regular el sistema nervioso central.
Según esta investigación, cuando se practica yoga durante un tiempo significativo, este aumento de oxitocina y domamina general sumado a la reducción de estrés y la facultad de concentrarnos mejor, podrían estar relacionadas con un aumento de la densidad del hipocampo, que a su vez está relacionado con nuestra facultad de memorizar y acceder a los recuerdos.
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Cambios en el cerebro
Esto no solo tiene que ver con el yoga, es decir, no es un beneficio exclusivo de esta disciplina, sino que, cuando se dan estas variables, a la vez se está dando los incentivos necesarios a nuestra mente para desarrollarse y gozar de la mejor de las situaciones para funcionar mejor. Igual que los buenos hábitos de alimentación y ejercicio lo son para el cuerpo en general, el cerebro en particular sabe cómo aprovechar estos beneficios del yoga.
También se ha identificado un aumento de los pliegues de la corteza cerebral, que es la encargada de reforzar las conexiones neuronales, que nos hacen más seguros a la hora de mantenernos centrados mientras dilucidamos y ponemos en práctica nuestras decisiones.
Según un estudio de la Universidad de Harvard, tanto el aumento del hipocampo como la densidad de pliegues de la corteza cerebral podrían ser los responsables de que aumente nuestra conciencia, haciéndonos más lúcidos en la resolución de conflictos, tomando decisiones más certeras y mejorando nuestra capacidad para aprender.
Además, se han localizado modificaciones en la amígdala cerebral y que se consideran relativas a la práctica de yoga, por estar vinculadas a los otros descubrimientos. En este sentido, esa zona del cerebro es la encargada de controlar la ansiedad, pues forma parte del sistema límbico.
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