La soja es uno de los denominados superalimentos que irrumpió en nuestra dieta hace ya algunos años. Muy utilizada en Oriente desde tiempos ancestrales, el principal valor de esta semilla perteneciente a la familia de las leguminosas reside en su alto aporte nutricional, sobre todo, a nivel proteico, situándose en torno al 40%, por lo que constituye un excelente sustituto de la proteína animal. Un importante beneficio que hace de ella un perfecto aliado para nuestra salud y, en concreto, para mantener a raya el colesterol, tal y como señala Pablo Pérez-Martínez, Catedrático de medicina y coordinador del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Arteriosclerosis.
"La soja es un alimento funcional, porque, más allá de su valor nutricional, contiene componentes con un efecto selectivo sobre una o varias funciones biológicas que son beneficiosas para la salud. Uno de ellos es la proteína de soja, que puede utilizarse como sustituto de la proteína animal y por tanto reducir las concentraciones del colesterol más dañino para nuestras arterias, también conocido como LDL", asegura. "Se han efectuado varios estudios examinando los efectos de la ingesta de dicha proteína y de sus isoflavonas (fitoestrógenos característicos de la soja) sobre el perfil lipídico. La mayoría han encontrado un discreto, pero interesante efecto, a dosis de 25-50 gramos al día, con reducción de los triglicéridos y aumento del colesterol bueno (HDL)".
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Estrógeno natural, rica en fibra y baja en sodio
El experto apunta que esta legumbre ejerce su acción fundamentalmente por el efecto estrogénico de las isoflavonas, unos compuestos químicos muy beneficiosos sobre el ciclo menstrual de las mujeres y la menopausia. Sin embargo, subraya que "la mayor parte de la reducción sobre el perfil lipídico es atribuible al cambio de proteína animal por vegetal y la consiguiente reducción de la ingesta de ácidos grasos saturados y colesterol".
Además, Pérez-Martínez apunta que la soja "favorece un estilo de vida saludable porque es muy rica en fibra y tiene un buen aporte de minerales, destacando además su pobre contenido de sodio". Sin duda, un alimento con multitud de propiedades que merece la pena incorporar en nuestra alimentación. Su consumo ha ido aumentando progresivamente en la última década y, en la actualidad, es posible encontrarla en multitud de formatos, ya sea en grano, como legumbre, o en forma de productos derivados.
Pero, a pesar de su múltiples posibilidades -entre ellas, bebida, yogur, miso, tofu, tempeh o salsas como el tamari o shoyu- el médico incide en que es indiferente la forma en que se tome ya que no existen evidencias científicas sobre un mayor beneficio de una sobre otra para la salud. "No obstante, es importante recordar que las salsas pueden tener un alto contenido en sal, por lo que deben evitarse, además de que algunas de sus presentaciones más comerciales suelen contener soja no ecológica, junto con conservantes, colorantes, azúcares y otros aditivos que son perjudiciales para la salud", concluye.