Talante a prueba de bombas, así funciona la resiliencia de quienes triunfan

Parece que ciertas personas siempre alcanzan el éxito en todo lo que se proponen y que su ánimo nunca decae. A este perfil psicológico se le denomina carácter ganador y está relacionado con altas dosis de autoestima y paciencia.

por Cristina Soria

Aunque todos tengamos nuestros altibajos emocionales y mantengamos ciclos que nos hacen sentirnos más seguros en ocasiones y más vulnerables en otras, lo cierto es que hay personas que siempre parecen mantener un grado de seguridad y éxito sin fisuras. Dentro de los estudios psicológicos que analizan las distintas personalidades, existe una rama que se denomina psicología diferencial, que es la que estudia los distintos patrones de personalidad de las personas y que trata de hallar respuesta a porqué algunas personas parecen predestinadas a tener éxito.

“Carácter ganador” es el nombre que reciben las personas a las que nos referimos, quienes siempre parecen triunfar. Y aunque parece desde fuera que se trata de un grupo tocados por la suerte y con una influencia causal que les hace obtener siempre grandes logros y recompensas, lo que se destaca de su perfil psicológico en nada tiene que ver la suerte y sí sus cualidades y hábitos de comportamiento.

Resiliencia a prueba de bombas

Aquello que marca la diferencia en las personas con “carácter ganador” es que siempre saben cómo encauzar sus pasos ante las adversidades para seguir su camino hacia delante. No se detienen aunque se encuentren con barreras o pese a que algunas situaciones puedan minar su estabilidad emocional y atenten contra su zona de confort. El secreto en estas personas es saber que, pasito a pasito, siempre se sale adelante.

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Este comportamiento no es gratuito, ni forma parte de una voluntad adoptada de forma consciente. Es decir, no es posible reaccionar ante los problemas, las crisis y los cambios adversos tan solo diciéndose a uno mismo “voy a seguir adelante”, también es necesario haber trabajado anteriormente la autoestima, haber construido una mentalidad fuerte, que mantenga una pauta muy clara sobre los objetivos vitales que se persiguen, y aplicar un gran control sobre cómo canalizar las emociones para alcanzar esa fortaleza y estabilidad que amortigüe los problemas y no te desvíe de tu camino.

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Cuestión de creer en uno mismo

Aunque en cuestión de alcanzar el éxito este patrón psicológico no atiende a la suerte o a otros condicionantes externos (como ser familia o amigo de quienes tienen las llaves el éxito, caer simpático, o acertar los números de la lotería), lo cierto es que el condicionante maestro que mueve al resto es la autoestima.

Si logras confiar en ti mismo y mantener alta la autoestima, se podría decir que la mitad del camino ya está andando. Porque la primera persona a la que debes convencencer de que tú te mereces el éxito eres tú misma. Esto no significa obcecarnos y ensanchar nuestro ego, sino desarrollar el talento y todas nuestras capacidades, de tal forma que esto revierta en tu confianza y en la percepción personal de que, inequívocamente, el único camino para seguir nuestro camino es seguir adelante, sin miedo y sin duda de que nuestra preparación es la adecuada y la actitud es la correcta.

Esto significa que la rendición no está dentro de la ecuación. Si mantienes un equilibrio emocional fuerte, puedes vivir momentos de desubicación cuando sufres negativas o malos resultados, pero sigues perseverando. De la misma forma, es importante aportar soluciones, puntos de vista, propuestas y nuevas acciones que no solo te vinculen a apostar todo tu talento y creatividad a una sola carta. Cuando un camino parece agotarse, tú ya tiene preparadas otras opciones para puentear las adversidades.

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Ver el vaso medio lleno, no medio vacío

En esta situación el optimismo juega un papel crucial, pues ver el lado bueno de las cosas es el complemento necesario de la autoestima. No solo es necesario que te consideres a ti misma como la persona válida que eres, sino que cuando afloran los problemas no los aprecies como un corte en tu trayectoria, sino como la oportunidad de rehacer las cosas para alcanzar otros objetivos. Ser optimista no significa falsear la realidad para verlo todo en positivo, sino no dejarse vencer por los problemas, darle a cada cosa su justa medida de gravedad, y saber enfocar las decisiones con agilidad para, incluso de lo malo, sacar ventajas.

Y por último, aquellas personas que consiguen el éxito en sus vidas y se enmarcan dentro de este patrón psicológico son individuos que saben esperar, guardan paciencia para encontrar el momento indicado en sus decisiones y no se dejan llevar de forma impulsiva por sus instintos más inmediatos. Esto quiere decir que minimizan las decisiones tomadas en caliente, saben determinar cuál es el mejor momento para entrar a la acción, y organizan sus prioridades en función de una planificación razonada.

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