La medicina es una ciencia en continúa renovación. Además de los procedimientos puramente médicos, las últimas novedades en este terreno se están dirigiendo de una manera importante a mejorar la experiencia del paciente durante el proceso al que se ve sometido con el fin de obtener unos resultados óptimos. Muchos enfermos que van a ser intervenidos viven con angustia y preocupación esta realidad por culpa de las dudas. El objetivo de estos programas es prepararle emocionalmente con el fin de que afronten su paso por quirófano en las mejores condiciones.
Así, cada vez son más los hospitales y clínicas las que incluyen departamentos especializados para asistir psicológicamente a los enfermos antes de que se sometan a una operación. Es el caso de Quirúrgica Cirujanos Asociados con la Unidad de Acompañamiento Emocional Quirúrgico, gracias al que se valoran la condición física, el estado nutricional y, ante todo, el estado emocional del paciente junto con las habituales pruebas del preoperatorio. Al cargo de esta sección se encuentran la doctora Mariana Mayans, responsable de la unidad y el doctor José María Raventós, cirujano general de Quirúrgica Cirujanos Asociados, quien nos relata la realidad con la que se encuentran a diario: “Está demostrado que una intervención quirúrgica genera mucho estrés. Cuando un paciente se dispone a enfrentarse a un quirófano se encuentra estresado y la realidad es que un doctor no trata una enfermedad, trata a una persona integralmente. Al igual que se actúa sobre el órgano se debe actuar sobre su cuadro nutricional y la parte psicológica, que es muy importante en la salud de una persona”.
De este modo, como certifica el doctor, la actitud del enfermo que se enfrenta a la intervención es capital para el equipo médico: "Si un enfermo está ansioso o deprimido en los previos a la operación, probablemente el proceso de recuperación no será tan bueno como en el caso en el que se haya comprobado que esté bien nutrido y anímicamente tranquilo".
Las dudas e inquietudes del sujeto son una de las principales cuestiones a tratar: "El enfermo que va a entrar en quirófano se preocupa por su enfermedad o la dolencia que se trata en la cirugía, también le asusta la posibilidad de morir en el quirófano. Junto con esto, sobre todo, lo que nadie se atreve a poner encima de la mesa es la sensación de aislamiento y soledad que se vive en un medio hostil como un quirófano. El cirujano suele tranquilizar al paciente informándole del bajo nivel de riesgo que conlleva la intervención y le ayuda a expresar sus miedos con mayor facilidad".
No solo eso, los doctores encargados de dar soporte a la parte emocional del paciente deben atender todo lo que rodea al mismo antes de enfrentarse a su inminente realidad: "Los cirujanos somos ante todo técnicos, pero es muy importante atender también lo humano. Es importante tratar todo el entorno, primero al paciente de manera personal tocando todos los temas, incluso cuidando, si fuera necesario, a su familia".
Una atención que debe contar con personal específicamente cualificado: "En el equipo, que institucionalizamos hace un año como unidad, hay cuatro personas que se dedican a la psicoprofilaxis o acompañamiento emocional. Además de los cirujanos encargados de hablar con el paciente, existe un servicio específico de índole psicológico capitaneado por Mariana Mayans, enfermera especializada, que se dedica a realizar una entrevista con el enfermo, supervisada siempre por un equipo de psicólogos". Como asegura el doctor Raventós, los resultados obtenidos gracias a este soporte emocional son mucho más positivos que en los casos en los que no ha existido este acompañamiento: "Es un hecho que una persona nerviosa es más sensible al dolor, conseguir que un paciente esté relajado respecto al resultado final disminuirá el uso de analgésicos y psicofármacos". Un postoperatorio en el que la ayuda profesional también juega un importante papel.