La revolución healthy parece imparable. Cada vez son más las personas que se preocupan por su salud, cuidando su alimentación y, por supuesto, dándole una oportunidad al ejercicio. Entre todas las disciplinas deportivas que existen, el running es una de las que ha conseguido sumar un mayor número de adeptos en los últimos años por los beneficios físicos y mentales que ofrece. Sin embargo, como para correr mejor no basta con correr más, se debe complementar las zancadas con herramientas que, además de perfeccionar la técnica, frenen los problemas clásicos que se observan en los corredores. En este sentido, el pilates se posiciona como uno de los mejores aliados de los runners.
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La combinación perfecta
Mejora la oxigenación y la conciencia corporal, refuerza la musculatura, reduce la fatiga… A estas alturas, la inmensa mayoría de personas aficionadas al deporte conoce los beneficios de esta disciplina, creada a principios del siglo XX por el alemán Joseph Hubertus Pilates. A pesar de que muchas corredoras pueden pensar que se trata de un ejercicio suave, introducir pilates puede ser una manera perfecta de complementar el entrenamiento de running. Una o dos sesiones a la semana serán más que suficientes para notar los cambios.
Uno de los principios del método pilates es el control del core, el área que engloba toda la región abdominal y parte baja de la espalda. Esta zona es el centro de gravedad del cuerpo y hace de enlace entre el tren inferior y el tren superior, algo que resulta clave para desarrollar el equilibrio, la estabilidad y la coordinación. Al trabajar con intensidad esta musculatura, mejora nuestra postura no solo cuando hacemos deporte, sino también en nuestro día a día. El perro cabeza abajo o 'V' invertida, la tabla y vasisthasana o el crunch con piernas elevadas son algunas de las posturas que permiten reforzar notablemente el core.
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Beneficios para 'runners'
La postura y la coordinación son dos de las herramientas principales para correr de manera eficiente. Durante la carrera, el cuerpo del runner debe funcionar como un todo de manera coordinada. Los brazos y su movimiento forman una fundamental de la técnica. El braceo marca el ritmo y también la longitud de la zancada, ayuda a impulsarnos hacia delante, así como a mantener una posición correcta. Por otro lado, además de derivar en dolores de espalda, una mala postura provoca que no podamos alcanzar el máximo potencial como corredores.
El control de la respiración es otro de los pilares del pilates. En este sentido, este método contribuye notablemente a tener mayor consciencia sobre nosotros mismos y a aprender a controlar la respiración, un factor que marcará el ritmo y será clave para conquistar largas distancias. Además, el pilates también es un aliado para paliar las molestias y lesiones de las personas que practican running, una actividad de alto impacto que puede ser muy lesiva, dañando músculos, tendones y articulaciones.