Tanto los gatos como los perros no pueden evitar hacer ciertas cosas y, hasta cierto punto, no siempre podemos modificar esos comportamientos producto de su instinto animal. Sin embargo, aquellos que pueden resultar más molestos necesitan ser corregidos cuanto antes.
El adiestramiento es una cuestión de tiempo. Cuanto antes enseñemos a un gato qué cosas no puede hacer, más fácil resultará todo. De la misma forma que ocurre con los humanos, cuando los gatos crecen necesitan un adiestramiento más complejo para desterrar ciertas actitudes. Que arañe los muebles y que se muestre hostil o muy absorbente con las visitas son dos de las cuestiones que pueden llegar a ser más desesperantes si no se atajan a tiempo.
Rebeldía
Los gatos son mucho menos dóciles que los perros en cuestión de higiene. Llevan muy mal el contacto con el agua, y si a eso le unimos que su instinto natural es no permitir que lo cojan, realizar las labores cotidianas de aseo pueden convertirse en un quebradero de cabeza. Si quieres bañarlo, asearle o administrarle alguna medicina, y el gato no está adiestrado convenientemente, es muy probable que gruña, trate de escapar por todos los medios y que incluso pueda llegar a arañarte.
En este caso la mejor forma de ir en contra de su instinto y adiestrarle es similar a la opción que tomaríamos con un perro: aplicar un refuerzo positivo. Recompensa la paciencia de tu gato y dale chuches en este tipo de situaciones estresantes para él. Si su rechazo es muy férreo, no esperes a que se porte bien para premiarle, sino que hazle asociar que cuando os disponéis a asearle, aparecen refuerzos positivos, eso le hará bajar la guardia y entender que no solo no es una situación a evitar, sino que también le produce cierto placer.
Pero no solo puedes recurrir a una chuche, si le conoces bien y sabes cuáles son sus debilidades a la hora de acariciarle y masajearle, busca su relajación en estos momentos de tensión generando un estado amistoso y placentero, mímale y convierte este momento que él rechazaría en un premio en sí mismo.
Leer: Aunque se haga el distraído, la ciencia sabe que tu gato conoce su nombre
Relaciones difíciles con los extaños
Los gatos son animales de contrastes: bien pueden pasar completamente de la presencia de los invitados y escabullirse sin ser vistos, o pueden ser muy activos y generar situaciones incómodas con tus visitas. Porque el gato puede tender a avasallar, a tratar de subirse a quien no conoce, saltando hasta sus rodillas y haciendo que alguien, que tal vez no es muy favorable a los gatos, pase un momento poco agradable.
Esto ocurre porque el gato mantiene una estrategia territorialista, quiere conocer quién es esa persona, y la vez dejarle claro la posición que cree ocupar en la jerarquía de tu hogar. En resumen: demostrar que es un ser importante de la casa a tener en cuenta. Sin embargo, si se dan situaciones incómodas, la mejor forma es que tu visita mire directamente al gato, casi de forma amenazante. Desde un punto de vista instintivo, los mamíferos consideramos que una mirada directa es una amenaza, y es la forma de romper el poder que el gato cree poder ejercer, si descubre que el invitado le planta cara, tan solo mirándole fijamente, es muy probable que el felino desista y se mantenga en un segundo plano.
Leer: Trucos para combatir la alergia a los gatos
Traer presas
Esta cuestión es más común en ambientes rurales y en viviendas cercanas a la naturaleza, ya que el gato mantiene sus instintos cazadores, y esto se agudiza cuando las gatas castradas desarrollan su interés por la búsqueda de presas. De esta forma, no es raro que el gato aparezca por la casa portando una presa en la boca y enseñándote el trofeo. Esto puede ser una situación desagradable, pues se trata de pequeños animales muertos que el felino trata de entregarte, normalmente pequeños ratones o aves.
Esto debería de colmarnos de orgullo, pues significa que el gato considera que eres el líder y que mereces administrar la caza que él realiza. Sin embargo, lo más probable es que en tu expresión se descubra que este regalo te horroriza. Cuidado: si demuestras una relación apasionada, aun siendo negativa, el gato creerá que su regalo ha surtido efecto. La mejor forma de hacer que desista de repetirlo es no hacerle ningún caso, mostrar un desprecio y una omisión completa al regalo que nos ha entregado. Si el gato no obtiene ningún tipo de refuerzo que él considere positivo, dejará de cazar y de entregarte presas.
Leer: Actitudes que deberíamos aprender de nuestras mascotas