La fruta, ¿antes o después de las comidas?
Tomar fruta siempre es positivo, y si nos planteamos en qué orden tomarla no es porque exista una opción que pueda ser perjudicial, sino que de cara a favorecer la absorción de nutrientes, ayudar a la digestión o favorecer la contención de la dieta el orden de cómo ingerimos la fruta si puede alterar el resultado de nuestra comida.
Quienes defienden que la fruta es mejor tomarla de postre mantienen que tras una comida podemos sentirnos tentadas de tomar algo dulce y que, puestos a elegir, la fruta es la mejor de las opciones. Si optamos por tomarla antes, llegado el momento final de la comida podríamos caer en otras opciones menos saludables y, por tanto, colocar su ingesta al final es un seguro para no tentarnos con otros dulces menos saludables.
Por otro lado, tomar la fruta antes de la comida aporta un efecto saciante que es muy beneficioso de cara a limitar las raciones y favorecer que acabemos comiendo solo lo que realmente necesitamos. Esto se debe al alto contenido en fibra que tienen la gran mayoría de frutas, por lo que se considera el principal saciante natural.
Además, comiendo una pieza de fruta antes de la comida se lo estamos poniendo fácil a nuestro aparato digestivo, pues los nutrientes de la fruta se absorben mejor cuando todavía no se ha iniciado el proceso de digestión y, además, esto hace que nuestro proceso digestivo sea más ordenado y que, si ingerimos algún otro alimento pesado, estemos ayudando a nuestro organismo a procesarlo.
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La fruta desde un punto de vista calórico
Es un bulo que la fruta engorda más si la tomamos a una hora concreta, por sí sola y si nos referimos a las calorías, estas no varían en absoluto tomando una pieza de fruta antes o después de las comidas. Por esta razón, a la hora de realizar un cálculo de calorías solo debemos basarnos en los valores que aporta cada fruta y el resto de alimentos, y no por el orden en el que son consumidos.
La importancia de la fruta es vital a la hora de mantener una dieta sana, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), nuestra dieta necesita de 400 gramos de frutas y verduras todos los días. Esto equivale a dos o tres piezas de fruta diarias.
En todo caso, parece claro que lo que aporta más beneficios respecto al orden en el que ingerimos la fruta durante la comida es hacerlo antes, pues hacerlo después sólo responde a un hábito de choque frente a la tentación de tomar un postre calórico.
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Sin embargo, cuando tomamos fruta antes, la saciedad que produce podría contrarrestar ese estímulo final que en ocasiones nos acucia a tomar dulce, pues ya sentimos cierta saciedad desde el inicio de la comida. La solución errónea sería tomar un zumo de fruta, bien sea antes o después de una ingesta, pues al exprimirla estamos perdiendo su fibra, y por tanto se pierde el efecto saciante.
De todas formas, hay frutas con un aporte calórico mayor y otras más hipocalóricas. Las diferencias no son extremas, pero se puede decir que aquellas frutas con más contenido de agua son menos calóricas (como la sandía y el pomelo) y las que son más carnosas y con texturas cremosas demuestran aportar algunas calorías más (como los dátiles o el aguacate). Sin embargo, siempre es recomendable tomar fruta y verdura, sea cual sea el tipo.
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