Si crees que compras más cosas de las que necesitas, puede que de vez en cuando te entre cierto remordimiento porque sientes que cambiaste de opinión al poco de adquirir muchas cosas nuevas que, con el paso del tiempo, has descubierto que no le has dado uso. Y aunque esta es una cuestión importante, porque apela a tu economía y al valor que le concedes a las cosas, tenemos una buena noticia: comprar cosas innecesarias es normal.
Existen muchos motivos por los que compras más de lo que necesitas. No sólo ropa, que parece el ejemplo más evidente, sino cualquier cosa: más comida de la que puedes comer, más libros de los que realmente te vas a leer, o más utensilios, elementos decorativos o aparatos tecnológicos de los que vas a usar.
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Las estrategias de márketing lo ponen muy fácil
La principal razón por la que no puedes evitar comprar ciertas cosas es que estas han sido específicamente diseñadas para que no te resistas. Puede parecer una excusa, pero es la primera y más sencilla razón para entender que, en ocasiones, hay objetos que te piden a gritos que te los lleves a casa.
Esto ocurre de forma muy especial con aquellos utensilios que denotan mucha practicidad. Se trata de objetos o aparatos que cuando los ves no sabes cómo has podido vivir tantos años sin ellos.
También puedes verte empujada a comprar cuando existe una oferta, tanto en productos de supermercado con el típico 2x1 como con promociones mucho más sofisticadas para acumular puntos, o cuando se trata de aprovechar días de descuento muy especiales. Ante estas situaciones razona siempre si aquello que te vas a llevar a casa lo comprarías si no existiera esta oferta, y ten en cuenta que los estudios de mercado son conceptos muy bien pensados que hacen que siempre “gane la banca”.
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Razones psicológicas que no te confiesas
Sin embargo, muchas veces no deseas comprar por la utilidad que pueda tener para ti, sino por el efecto que podría causar en los demás. No siempre es una percepción consciente, y ni siquiera te confesarías a tí misma que compras para generar cierta sensación de envidia a tu alrededor. Pero si haces un poco de examen de conciencia te darás cuenta de que no han sido pocas las veces que el mayor beneficio de tener algo es poder enseñarlo a los demás. Lo importante, en este caso, es darte cuenta de cuál es tu objetivo real y así poder ser libre para descartarlo o seguir adelante.
Otras veces, por el contrario, la necesidad de comprar es acuciante y es 100% para tu propio disfrute, pero no por lo bueno que te pueda aportar esta compra, sino por el mero acto de comprar. Pues, si lo piensas bien, el comprar es una metáfora de la vida: sientes poder pudiendo seleccionar porque puedes elegir, probar, pensar en ello, tomar una decisión sencilla... Y cuando por fin tienes lo que quieres (o lo que crees que quieres) realizas un acto de posesión, te conviertes en dueña de algo que buscabas y que, de alguna forma, te hace única, pues no todo el mundo lo posee (sea lo que sea).
De esta forma, al comprar estás reforzando tu seguridad, aunque sea de una forma artificial que luego te genera cierto efecto rebote. Porque cuando posees algo sientes que tienes capacidad de decisión, pero cuando ya lo tienes vuelves a la realidad, y tus problemas y las motivaciones que te han empujado a comprar vuelven a ti. Además, te das cuenta de que esto que ahora tienes no lo necesitas y que incluso, a veces, ni te gusta.
Ante todos estos factores, solo nos queda apelar a nuestro sentido común y a intentar pensarlo dos veces antes de realizar cualquier compra que no sea de primera necesidad. Puede que tu bienestar mental y económico se vea muy beneficiado.
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