El ballet clásico es una de las actividades físicas más elegantes pero, al mismo tiempo, difíciles de cuantas existen. Exige una gran fortaleza física y mental, y detrás de la estilizada silueta de los bailarines hay horas de esfuerzo, sacrificios en la dieta, renuncias, dolor y lesiones. Debido a ello, muchos niños y niñas que lo practican durante su infancia lo abandonan en la adolescencia, a no ser que decidan dedicarse a este arte profesionalmente.
Sin embargo, cada vez hay más escuelas que ofrecen ballet clásico para adultos y tenemos una buena noticia: no es necesario tener una complexión delgada ni ser elástico para practicarlo. Es más, según asegura la bailarina Marta Cueto, de la Ecole Française de Danse, en Madrid, "el objetivo es pasarlo bien, hacer ejercicio y mejorar el cuerpo, ya que si se practica con regularidad, en muy poco tiempo, aproximadamente un mes o dos, se puede lograr perder peso de manera general, tonificar, esculpir la silueta y ganar flexibilidad".
De ahí que la experta recomiende este ejercicio a cualquier persona, incluso, mayor de 40 años, independientemente de si ha tenido algún acercamiento a esta disciplina en la infancia. "Las clases de ballet para adultos no están destinadas a convertirnos en un profesional, sino a obtener los beneficios físicos y psíquicos que aporta, así como disfrutar del buen ambiente que hay en estas clases", indica la experta.
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Beneficios del ballet clásico para adultos
Además de los mencionados anteriormente, esta disciplina tiene una gran repercusión en nuestro organismo. "Se trata de un ejercicio muy completo, puesto que se trabajan todos los músculos del cuerpo. Además, no ensancha, sino que estiliza. De hecho, cambia la figura", explica Marta Cueto. Por otro lado, activa la memoria. Como hay que recordar diferentes movimientos de distintas partes, se trabaja la propiocepción (tener conocimiento de nuestra posición) e incrementa la memoria del cuerpo. Y es que el bailarín desarrolla la mente a través de su cuerpo. "Hay estudios que han observado que, en el marco de un estilo de vida saludable, el ballet puede contribuir a retrasar la demencia tipo alzhéimer", asegura.
Asimismo, el ambiente en el que se realiza la clase, con música relajante de piano, y el hecho de estar atento a los ejercicios, hace que la desconexión sea total, con lo que también ayuda a librarse del estrés. "En general, las personas que lo practican salen con una sonrisa". Por si fuera poco, la parte artística que conlleva el ballet, es decir, el sentirse como una 'bailarina', un sueño de muchas personas durante su infancia y juventud, hace de él una disciplina muy recomendable para sentirse bien.
Eso sí, hay algunas contraindicaciones. Por ejemplo, las personas con problemas de rodilla o con alguna lesión tienen que adaptar los ejercicios, puesto que se realizan muchas sentadillas y saltos que podrían dañar más las articulaciones. "En estos casos, hay que comentarlo a la profesora o profesor, puesto que, al ser bailarines profesionales, tienen conocimientos de anatomía y fisiología y recomendarán alternativas a los ejercicios para que se adapte a todos y a todas las condiciones físicas", destaca Marta Cueto.
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'Ballet fit' y 'Baletonic' o 'Fitness ballet', las nuevas formas de practicar ballet
Además del ballet clásico, surgen nuevas formas de practicar esta disciplina combinada con otras más conocidas, como es el caso del pilates o el trabajo cardiovascular. "En mi opinión, no son tan divertidas como el ballet clásico, porque se trabaja más el suelo y no suele trabajarse esta 'parte artística' que comentábamos", opina Cueto. Sin embargo, estas nuevas formas de danza clásica con 'fusión' ganan cada vez más adeptos.
Es el caso del ballet fit, según explican desde Bonofit, una de las últimas tendencias en Reino Unido, y que propone una fusión entre la coordinación y el equilibrio de la danza clásica con la tonificación y fuerza del fitness. Organizados en sesiones de 50 minutos, los ejercicios cardiovasculares implican todas las partes del cuerpo, al ritmo de acordes de piano al inicio y final de la sesión y de hits musicales durante los bloques más intensos.
Baletonic es otra de las nuevas tendencias. El método, creado por la bailarina Olga Ausejo, aplica al trabajo de barra como al de suelo, los principios del ballet clásico.
Cada entrenamiento tiene una duración de 60 minutos que se divide en 3 bloques:
- Calentamiento: 5 minutos de calentamiento donde se moviliza todo el cuerpo preparándolo para los ejercicios.
- Alta intensidad: 25 minutos de trabajo Barre, ejercicio de alta intensidad intercalado con estiramientos activos y recuperación muscular, que tonifica todo el cuerpo, mejora la coordinación y trabaja la flexibilidad.
- Suelo: 30 minutos de Barre à terre, trabajo abdominal con elementos como soft ball, mancuernas y banda elástica. Se reservan los últimos minutos de la clase a realizar estiramientos para bajar ritmo cardiaco, dando mucha importancia a la música que ayuda a centrarse en uno mismo, usando respiraciones completas a la vez que se estira la musculatura.
En tan solo una hora de práctica se consigue:
- Movilizar todos los músculos del cuerpo
- Fortalecer las piernas
- Elevar y fortalecer glúteos
- Afinar cintura
- Trabajar la musculatura profunda
- Perder peso
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