Practicar yoga, al menos durante una etapa de nuestra vida, parece algo casi ineludible en la actualidad. Es razonable que así sea, ya que no dejamos de recibir información acerca de sus beneficios, tanto físicos como mentales, y aquellos que lo prueban raramente lo abandonan.
Si te resistes a caer en sus redes pensando que yoga solo hay uno, y que además es aburrido, nada más lejos de la realidad. El yoga no para de reinventarse, y aquí te dejamos algunas sugerencias de los tipos más novedosos y originales.
Dharma Yoga
Orientado a todo tipo de practicantes, sea cual sea su experiencia en yoga, el Dharma surge en Nueva York de la mano de Sri Dharma Mittra. La esencia de esta modalidad viene del Raja y del Hatha Yoga.
Las sesiones tienen una estructura fija, en la que destacan, tras la meditación inicial, el número de posturas invertidas, que tienen lugar a la mitad de la práctica. La práctica del Dharma combina el ejercicio del cuerpo, el espíritu y la mente. Su objetivo es mejorar la concentración, reducir el estrés, fortalecer nuestro pensamiento y hacer crecer nuestra paz interior, además de mejorar la salud de nuestras cervicales y espalda.
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Sivananda Yoga
Este tipo de yoga es ideal para principiantes y para quienes desean poner especial énfasis en la meditación que supone esta práctica. El Sivananda está estrechamente ligado a la parte más espiritual del yoga, aunque también se realizan las posturas más clásicas de manera repetida. De hecho, estas posturas (que son 12) son siempre las mismas en cada sesión, por lo que es perfecto para quien desea aprender a practicar yoga con detenimiento, perfeccionándose más cada día. Al final de cada sesión se realiza una relajación y se presta especial atención al trabajo respiratorio y a los cánticos espirituales.
Rocket Yoga
Surge en San Francisco en la década de los 80, y fue desarrollado por Larry Schultz. Se trata de un tipo de yoga que se caracteriza por su estilo acelerado y dinámico. No en vano, es el que practicaba con Schultz la banda de rock “The Grateful Dead”. Basado en la práctica más clásica del Ashtanga Yoga, añade numerosas posturas invertidas y equilibrios.
Una de sus mayores virtudes y atractivos es que permite lo que se ellos llamaban “el arte de la modificación”. Este “arte” consiste en dar a los que lo practican la libertad de modificar e interpretar libremente los asanas tradicionales, para evitar la sensación de quedarse atascados con determinadas posturas. Está diseñado para despertar y ejercitar el sistema nervioso, a la vez que se enriquece el espíritu de cada persona.
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Strala Yoga
Creado por Tara Stiles, yogi y ex bailarina, este tipo de yoga supuso una auténtica revolución al mezclar con acierto el yoga con la medicina tradicional china y el taichí. Se compone de una secuencia de movimientos fluidos que permiten conectar con la mente, fortalecer el cuerpo y liberarnos del estrés.
Combina diferentes modalidades: basics, energize, strong, relax, core, etc. Utilizan música pop, huyendo del clásico elitismo de las clases newyorkinas, y aseguran que su trabajo abdominal ofrece unos resultados realmente visibles.
Jivanmukti Yoga
Es uno de los estilos reconocidos dentro del Hata Yoga y significa “liberación en vida”. Para practicarlo es necesario contar con una buena forma física y con una gran capacidad de concentración. En clase se trabaja intensamente el aspecto físico, pero también el intelectual, y en cada uno se aborda un tema diferente a través de lecturas, meditación, cánticos, y las secuencias de pranayamas y asanas.
La práctica del Jivanmukti Yoga está enfocada a desarrollar el equilibrio mental, la paciencia, a liberar tensiones y a reducir el estrés.
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