La diabetes tipo 2 ofrece unos síntomas que parecen darse de manera general en aquellas personas que la padecen. Nos referimos a la sensación continua de sed, a la necesidad de ir muy a menudo al baño, al entumecimiento en manos y pies, o la pérdida repentina de peso.
Pero también existen otros síntomas menos frecuentes que también se asocian a la diabetes y que pueden ayudarnos a la hora de detectar la enfermedad.
Es cierto que los siguientes síntomas suelen ser afecciones menores en su mayoría, pero nunca está de más conocerlas para darles la importancia que merecen si la diabetes aparece por sorpresa.
Piel irritada y picor
Cuando el nivel de glucosa en sangre es superior a lo que se considera saludable la circulación sanguínea se ve afectada por ello. Es entonces cuando pueden producirse los molestos picores, especialmente en las manos, los pies, los brazos y las piernas, ya que las extremidades son las zonas más sensible a las alteraciones en la circulación de la sangre.
Además de sufrir los picores, la piel puede mostrarse seca e irritada. En esos casos las lociones ricas en urea (entre un 5 y un 10 por ciento) son de gran ayuda para calmar las molestias que se producen por la irritación.
Caspa y cuero cabelludo reseco
Aunque en un principio no relaciones caspa con diabetes, lo cierto es que esta hace que la piel sea susceptible de padecer dermatitis en cualquiera de sus manifestaciones, incluida la seborreica, que es la que se produce en el cuero cabelludo. Cuando la glucosa está elevada causa una inflamación en los vasos sanguíneos, que a su vez provoca la estimulación de las glándulas sebáceas, responsables del exceso de grasa que se produce en el cuero cabelludo.
Son muchas las posibles causas de la dermatitis seborreica, como el estrés, el uso de productos de higiene muy grasos o inadecuados, determinados medicamentos o incluso el alcohol.
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Ronquidos nocturnos
Los ronquidos pueden estar provocados por diferentes problemas de salud, que van desde la falta de sueño hasta enfermedades de tipo gastrointestinal o neurológico. Además, una vez que se producen, pueden favorecer la aparición de diabetes tipo 2, según un estudio que se publicó en la revista Sleep Breath. La razón es que al roncar se producen pausas en la respiración causadas por la relajación de la musculatura que se encarga de estrechar las vías respiratorias. Esto dificulta que el oxígeno llegue a los pulmones, interrumpiendo la cadena metabólica de la glucosa.
Y cuando los ronquidos se producen en personas que ya padecen diabetes, estos pueden ser la causa de que se produzcan complicaciones en la forma que tiene la enfermedad de manifestarse.
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Problemas de audición
Según diferentes estudios, las personas con diabetes tienen el doble de posibilidades de padecer pérdidas de audición significativas. Se piensa, aunque no está demostrado, que los altos niveles de glucosa en sangre puedan dañar los vasos sanguíneos del oído interno.
Podemos detectar que tenemos problemas de audición si cada vez necesitamos tener más alto el volumen de la tele, nos cuenta seguir conversaciones en las que intervienen dos o más personas o necesitamos pedirle con frecuencia a nuestro interlocutor que repita lo que ha dicho.
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