Hasta hace poco, siempre había parecido de lo más evidente que ante una lesión de cualquier tipo lo que imperaba era hacer reposo. Esta creencia ha sido (y sigue siendo) muy popular, a pesar de que, al parecer, solo puede traernos complicaciones cuando sufrimos una lesión.
De hecho, la rehabilitación basada en el ejercicio físico es fundamental, según los expertos, para evitar que una lesión se agrave y pueda volverse crónica. Aunque también es cierto que es muy delicado dar con el punto justo de ejercicio que necesita cada tipo de lesión, que va a depender también de la gravedad de esta y del tipo de deporte o actividad física habitual que realicemos habitualmente.
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El reposo también es importante
Pero, al parecer, solo en un primer momento. Entendemos como lesión la inflamación que se puede producir en determinadas articulaciones como resultado de un mal movimiento o de un exceso de intensidad en la práctica de un deporte. El dolor que causa esta inflamación nos lleva de manera instintiva a guardar reposo hasta que desaparezca, pero se publicó en The Physician and Sports Medicine un estudio realizado por la Universidad de Valencia que matiza esta idea.
En él se recomienda el reposo solo durante los primeros días, y si la lesión es leve solo durante unas horas. La idea es que los tejidos dañados necesitan de una actividad física, siempre supervisada por especialistas, para que puedan recuperarse de manera adecuada mientras mejora la inflamación.
En cualquier caso, lo principal es realizar el diagnóstico adecuado para conocer el origen del dolor y la inflamación, ya sea mediante la exploración física o con pruebas de imagen de alta resolución. De esta manera se podrá establecer el tipo de rehabilitación deportiva que sea más adecuada.
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Sí al ejercicio, pero con precaución
Las bondades que ofrece el ejercicio físico frente a una lesión pueden no darse si realizamos ese ejercicio por nuestra cuenta o de manera descontrolada. En primer lugar, ante cualquier tipo de lesión es imprescindible acudir a un especialista que pueda determinar la gravedad de la misma, puesto que no todas son del mismo tipo y ni de la misma gravedad.
Cuando una lesión es del tipo de una rotura o una fisura el ejercicio queda descartado, no solo por el riesgo que puede suponer, sino porque el dolor es tal que sencillamente resulta imposible.
En el resto de casos es conveniente que sea un profesional el que nos indique que tipo de ejercicio podemos hacer, en función del tipo de lesión y de nuestra rutina física.
El destacado traumatólogo James Weinstein asegura que hay que tratar las inflamaciones de manera local, con antiinflamatorios y con hielo, para después retomar nuestra actividad deportiva, solo que disminuyendo el tiempo y la intensidad. En cambio, Richard Steadman, traumatólogo experto en la rehabilitación de deportistas lesionados, asegura que hasta que no pasa el dolor no es conveniente volver a entrenar. En cualquier caso, parece que a menos que se trate de una lesión grave, el reposo total no parece ser la tendencia.
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