Te explicamos por qué, según los científicos, el estómago es nuestro segundo cerebro

Repleto de neuronas, autónomo y uno de los grandes responsables de la salud de nuestro sistema inmune, la idea de que el intestino es nuestro segundo cerebro gana cada vez más terreno.

por Cristina Soria

Seguro que no es la primera vez que lo escuchas, y es que esta afirmación cada vez cobra más fuerza dentro de la comunidad científica. Al parecer, no faltan razones para considerar que nuestro sistema digestivo funciona a un nivel similar al del cerebro.

Esta afirmación solo puede llevarnos a prestarle a nuestro estómago toda la atención que merece, y a reforzar la idea de que somos lo que comemos, por lo que tenemos aún más razones para prestarle la debida atención a nuestra alimentación. No en vano, ya damos por asumida la estrecha relación que hay entre esta y nuestro sistema inmunológico.

Además, se considera que nuestro aparato digestivo contiene unos 100 millones de neuronas, y que la llegada a él de comida provoca una liberación de hormonas que regulan los niveles de glucosa en sangre, detectan la grasa de los alimentos o controlan si hemos de sentirnos saciados o seguir con hambre.

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La autonomía del intestino es una excepción

Es decir, es el único órgano de nuestro cuerpo que no necesita las órdenes del cerebro para saber qué tiene que hacer. Es completamente autónomo en ese sentido, algo que le diferencia del resto de órganos de forma clara. En cualquier caso, esto no quiere decir que el sistema nervioso que gobierna el intestino (llamado sistema nervioso entérico) no tengan conexión con el sistema nervioso central. Es cierto que funciona independientemente, pero se comunica con el central a través del sistema simpático y parasimpático.

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Un dato relevante que nos permite entender la gran importancia que tiene en nuestra salud el aparato digestivo es que en él viven el 70% de las células de nuestro sistema inmune. Por lo que mantenerlo en buen estado es fundamental para prevenir todo tipo de enfermedades. Una persona con problemas de intestino será más propensa a desarrollar todo tipo de enfermedades comunes, algo que podría esquivar una persona con un intestino fuerte y sano.

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Una buena alimentación es más importante de lo que parece

Y no nos referimos solo a que sea saludable, que ya empezamos a considerarlo (por fin) imprescindible. Además, lo deseable es que nuestra dieta sea lo más variada posible. La razón la encontramos en la cantidad de microbios que viven en nuestro intestino: se cuentan por trillones, es preciso alimentarlos, y los alimentos que les gustan son de lo más variado. Cuanto más rica y diversa sea nuestra dieta, en mejor estado estarán estos microbios, lo que se traduce en mejores digestiones y en un bienestar general.

Cuando nuestra dieta es monótona y se reduce a tomar siempre los mismos alimentos, nuestro microbioma de debilita y nos deja más expuestos a posibles enfermedades y a sufrir peores digestiones.

El intestino y el estado de ánimo caminan de la mano

En nuestro intestino se produce, aproximadamente, el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo. El estrés hace que su producción disminuya de manera visible, por lo que es casi imposible que en épocas en las que nos sentimos con más presión, ansiedad, o mal ánimo, nuestro estómago no se vea afectado por ello. De hecho, hay estudios que relacionan el deterioro del microbioma del intestino con trastornos como la depresión.

Por ello, es muy importante hacer lo posible por mantener a raya el estrés y no dejar que se imponga en nuestra vida, porque si no estará resultando dañado, entre otras cosas, nuestro intestino, y con él nuestro sistema inmune.

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