Cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene nuestra alimentación a la hora de mantener una buena salud y de cuidar nuestro sistema inmunológico. Y en esa atención que prestamos a nuestro alimentación ocupa un lugar privilegiado nuestro aparato digestivo, ya que es el que recibe lo que comemos, y dependiendo de cómo esté él, así podremos sentirnos nosotros.
Para cuidar nuestro aparato digestivo y mantener una flora intestinal en buen estado ha tomado fuerza el consumo de probióticos, que son microorganismos vivos que, en cantidades suficientes resultan muy beneficiosos para la salud. Estos mejoran la digestión, refuerzan nuestras defensas y son una ayuda cuando padecemos algún tipo de intolerancia o alergia alimentaria.
Seguramente ya conozcas el kéfir de leche o hayas oído hablar de él. El kéfir de agua se prepara con el mismo hongo (llamado así, kéfir), y solo se diferencia del primero en que se fermenta en agua. De esta manera es más ligero y lo pueden tomar aquellas personas con alergia o intolerancia a la lactosa. El resultado de la fermentación es una especie de bebida gaseosa, similar a la limonada, mientras que el kéfir de leche es más similar a un yogur.
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¿Qué beneficios tiene el kéfir de agua?
Puesto que se trata de un probiótico, estaría indicado para aquellas personas que presenten algún tipo de problema intestinal común, posiblemente causado por la debilitación de la flora intestinal, como gastroenteritis, estreñimiento, diarrea o flatulencias. Además, es en nuestro tracto intestinal donde se concentran la mayoría de las las células inmunitarias de nuestro organismo, que se ven reforzadas gracias a los probióticos.
Y como los probióticos favorecen la salud intestinal en general, el kéfir de agua está indicado también cuando se padecen enfermedades del intestino, como intestino hiperpermeable o celiaquía, ya que la mucosa digestiva mejora su estado.
En épocas de estrés, por ejemplo, nuestra flora intestinal puede verse dañada, y el kéfir de agua puede ayudarla a mejorar. Del mismo modo que cuando tomamos antibióticos y necesitamos que se regenere después del tratamiento.
En resumen, se trata de un excelente regulador intestinal que ayuda a nuestro sistema digestivo a asimilar alimentos, regula nuestro tránsito intestinal, fortalece las defensas y es 100% natural. Y, para colmo, lo puedes preparar tú misma en casa.
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Puedes preparar tu propio kéfir en casa
Seguro que obtener los nódulos de kéfir te resulta más sencillo de lo que imaginas. Pregunta en el herbolario más cercano o de confianza y, si ellos no tienen, lo más probable es que puedan ayudarte a conseguirlo con facilidad.
Cuando lo tengas, añade tres cucharadas de nódulos a un litro de agua embotellada (es fundamental que no tenga cloro) y deja que repose a temperatura ambiente durante 48 horas. De vez en cuando abre el bote y luego vuélvelo a cerrar. Mucha gente añade pasas o dátiles, pero es mejor hacerlo en pequeñas cantidades. También puedes añadir un limón a rodajas, o simplemente la piel del mismo. Se suele añadir algo de azúcar o panela, pero esta desaperece en el proceso de fermentación.
Pasadas las 48 horas puedes colarlo (con un colador no metálico) y guardarlo en una botella de la que puedes beber mientras preparas el siguiente con los nódulos que han quedado en el colador.
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