¿Qué tipo de gimnasio se adapta mejor a tus necesidades?
Cuando por fin nos decidimos a ir a un gimnasio, la responsabilidad de elegir bien es muy importante, pues si fracasamos en el intento pueden pasar muchos meses hasta que volvamos a reunir las fuerzas para pagar la matrícula de otro centro.
Los gimnasios buscan un sistema de tarifas y de compensación a sus clientes que no siempre se ajusta a nuestras necesidades. Por eso es importante ser muy conscientes del tipo de ejercicio que vamos a realizar, de nuestros horarios y de las necesidades que necesitamos cubrir, pues muchas ofertas de gimnasio se basan en un periodo de permanencia que, si no se cumple, pueden acarrear penalizaciones.
Según todas las estadísticas, hay tres periodos del año en los que nos volvemos locos por buscar un gimnasio para mejorar nuestro aspecto físico y salud. Enero, con las promesas de año nuevo. Primavera, cuando preparamos la operación bikini. Y septiembre, cuando con los propósitos para el nuevo curso y los kilos que hemos cogido durante el verano nos planteamos volver a empezar la rutina con la mayor de las garantías de salud.
Y, sin embargo, esas mismas estadísticas de los gimnasios apuntan a que el 60% de las nuevas matrículas hechas en periodos de alta demanda acaban fracasando y son alumnos que dejan su entrenamiento al poco tiempo. Pero no basta con apuntarnos a un gimnasio, sino que hay que elegir cuál se adapta de verdad a nuestras necesidades y forma de ser, pues no todos los ejercicios casan bien con nuestras actitudes y ritmos, y si elegimos bien puede que no decaigamos y salgamos victoriosas de este empeño.
Leer: Entrenamiento funcional frente a entrenamiento tradicional, ¿en qué se diferencian?
Sé fiel a tus necesidades
Si no tienes hábito de ir al gimnasio, no pienses que de la noche a la mañana vas a lograr convertirte en una fan del fitness. Conviene ser muy sincera contigo misma para no crear falsas expectativas que puedan poner en peligro esta decisión. Por lo general, ir al gimnasio no es algo que apetezca por sí mismo, los ejercicios necesitan constancia, esfuerzo y resistencia.
Los gimnasios low-cost son una idea fantástica para quien tiene hábito de hacer ejercicio y conoce bien las máquinas, cómo se utilizan y qué beneficios le aportan. Sin embargo, cuando no estamos muy familiarizadas con las posibilidades del gimnasio, los low-cost pueden no ser la mejor opción porque en su inmensa mayoría carecen de monitores suficientes y de cualquier tipo de personal que pueda asesorarnos.
Tan importante como disponer de máquinas para hacer ejercicio es que alguien nos asesore sobre cómo utilizarlas. Los entrenadores personales de los gimnasios definen tablas de ejercicios para nosotros, de forma individualizada, y hacen un seguimiento de cómo los realizamos para modificarlos, ampliarlos o proponer otras rutinas.
Además, si no tienes costumbre de ir al gimnasio, es muy importante que alguien te asesore sobre la mejor forma de realizar los ejercicios, para no lesionarte. La mayor diferencia entre realizar deporte por tu cuenta y hacerlo en un gimnasio es que con las máquinas puedes lesionarte con mayor facilidad si no sabes usarlas, y todo el esfuerzo que haces yendo al gimnasio no serviría para nada.
Leer: ¿Y si la ley te diera la oportunidad de hacer ejercicio en el trabajo?
Hazle un test antes de firmar
¿Te han recomendado un gimnasio pero no está cerca de tu trabajo o de tu casa? Ahora puede que no lo creas, pero si el gimnasio está lejos va a ser una causa para que puedas renunciar a ir: puede darte pereza o puedes ponerte a ti misma cualquier excusa para creer que no te compensa ir. Haz la prueba de ir un día normal, con cientos de cosas por hacer y muy poco tiempo para el gimnasio, como es habital.
Visítalo en el horario al que irás habitualmente. Un error común es ir a hora baja, cuando apenas hay nadie, y creer que siempre va a estar así. Si te apuntas creyendo que es un gimnasio tranquilo y luego descubres que a la hora que tú vas no cabe un alfiler estarás ante un problema de difícil solución, no sólo porque tal vez hayas perdido la matrícula, sino porque aprovechar el impulso que te das a ti misma para iniciar una actividad física no es gratuito: tu cuerpo lo necesita y tu pasión es cíclica, si fracasas en este gimnasio pueden pasar muchos meses hasta que vuelvas a intentarlo.
Una vez allí, aprecia el ambiente. ¿La gente parece contenta? Piensa en si te gusta el tipo de compañeros que tendrás, si la luz artificial te disgusta o si los grandes ventanales que tiene frente a la sala de aeróbico no te supondrán un problema porque la gente pueda verte al pasar. Piensa en la música que ponen, si tienen pantallas en las máquinas para ver la tele o si permiten conectar tu propio USB. Mira los vestuarios, cómo están organizadas las duchas, o si el personal de recepción es amable. Si hay algún detalle que te desagrada piensa: ¿será este motivo al que acabe culpando para no ir?
Leer: ¿Qué son los gimnasios boutique? Conoce la nueva forma de ponerte en forma