¿Sudoración? ¿Palpitaciones? ¿Dificultad para respirar? ¿Sientes que estás a punto de estallar o que vas a caerte redonda al suelo? Tranquila, lo más probable es que no estés sufriendo un infarto, aunque si no pones remedio y subes el pie del acelerador, probablemente tu corazón sí acabará resintiéndose.
Las enfermedades cardiovasculares suponen un serio problema para la salud de la mujer. De hecho, la mortalidad por estas causas se encuentra, incluso, por encima del cáncer de mama y los problemas de corazón, como el infarto o la angina de pecho, son los responsables de casi un 40% de las muertes femeninas. De ahí que sea tan importante reconocer los síntomas que te alertan de que tu corazón no va bien, así como saber distinguir si realmente se trata de un problema cardiovascular o si es ansiedad.
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Según el doctor Alberto Berenguer, cardiólogo del Hospital Vithas Nisa 9 de octubre, es importante “abandonar el hábito de fumar, controlar la hipertensión y los niveles de colesterol, así como realizar ejercicio diario”. Esto adquiere mayor relevancia en la menopausia, momento en la vida de la mujer en la que la protección hormonal que suponen los estrógenos disminuye.
“Tampoco ayuda el hecho de que, tras un infarto o una angina de pecho, la mujer deje pasar más tiempo hasta llegar al hospital, algo que sucede porque los síntomas no son tan marcados como en el hombre”. Conviene destacar que en la mujer el típico dolor torácico que se irradia al brazo y que pone en jaque a quien lo padece y a quienes lo rodean, no suele ser tan marcado, si bien “sí que se da, pero no de forma tan intensa; quizá en la mujer la señal de alerta se manifieste con fatiga, sudoración y en ocasiones dolor en el centro de la espalda, interpretándose como estrés o ansiedad, lo que retrasa el diagnóstico y el tratamiento”, matiza el doctor Berenguer.
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Síntomas de infarto
Como decíamos, las señales que pueden advertirte de que puedes estar sufriendo un infarto pueden diferir entre sexos. Aun así, importante no descartar ninguno de ellos, por lo que, ante la duda, conviene consultar con el médico.
Infarto en las mujeres:
- Presión o dolor en los hombres, cuello, parte superior de la espalda, mandíbula o brazos.
- Indigestión y/o dolor de estómago
- Mareos o náuseas
- Palpitaciones o palidez
Infarto en los hombres:
- Dolor torácico
- Ansiedad
- Dificultad para respirar
- Sudor frío
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¿Cómo saber si se trata de un ataque de pánico?
En ocasiones, los síntomas de la ansiedad aguda se pueden confundir con un problema de corazón, puesto que existen algunas señales de alerta parecidas. Estas son las más comunes en un ataque de pánico:
- Dolor en el pecho 'tipo pinchazo’ que puede durar unos segundos o días
- Dificultad para respirar, como si faltara el aire
- Temblores y hormigueo en las extremidades
- Mareos, náuseas y confusión
Es normal sentir ansiedad, sobre todo, si ocurre algo a nuestro alrededor que pueda desencadenar este mecanismo adaptativo. Sin embargo, se convierte en un trastorno cuando no podemos controlarla o aparece sin ninguna justificación y altera nuestra calidad de vida, ya que existe el riesgo de que aparezca el ataque de pánico. Además, la ansiedad o el estrés mantenido en el tiempo es un factor de riesgo cardiovascular.
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Cómo cuidar tu corazón y bajar el nivel de ansiedad
Dieta. Lleva una dieta sana, variada y equilibrada, para mantener la buena salud de tu corazón y, además, prevenir otras enfermedades como la diabetes.
Ejercicio. Practícalo a diario. Una caminata de 30 minutos a paso rápido será suficiente. El ejercicio físico regular es una de las mejores formas de alejar los problemas de corazón.
Deja de fumar. El tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.
Vida social. Los vínculos afectivos positivos disminuyen los problemas de corazón, mientras que la inestabilidad sentimental produce preocupación y estrés.
Ejercicios de relajación. Los estudios señalan que las técnicas como el mindfulness o la meditación, así como el yoga o el taichi pueden ayudar a controlar el estrés y la ansiedad.
Pide ayuda. Si sientes que el estrés de puede, y que puedes estar cayendo en el círculo vicioso del pensamiento obsesivo y la ansiedad, pide ayuda a un especialista en psicología para que te ayude a encontrar tus propias herramientas para manejar tus emociones.
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