El embarazo, ¿un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular?
Determinadas molestias propias de la gestación pueden derivar en serios problemas si no se controlan tras el parto
La noticia de un embarazo siempre trae consigo una enorme alegría, aunque en ocasiones puede convertirse en una 'bomba de relojería' para el cuerpo de muchas mujeres. Además de las típicas molestias y efectos secundarios que derivan del propio proceso (como las náuseas, vómitos, estreñimiento o la retención de líquidos), existen otro tipo de dolencias más graves que pueden aparecer por primera vez durante la gestación y que si no se controlan debidamente pueden llegar a acarrear serios problemas durante toda la vida después de dar a luz. Una de ellas es la diabetes gestacional pero también los trastornos relacionados con la tensión arterial que, en ocasiones, desembocan en enfermedades cardiovasculares tan severas como ictus o infartos, según se recoge en un reciente artículo de la publicación especializada Diario Médico.
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Una 'prueba de esfuerzo' para el corazón
El embarazo afecta al corazón y al sistema circulatorio general de la mujer. El volumen de sangre aumenta entre un 30% y un 50 % para nutrir correctamente al bebé en crecimiento, de modo que bombea una cantidad mayor de sangre por minuto y la frecuencia cardíaca se incrementa. Según declaraciones de Vicente Pallarés, coordinador del Grupo de Trabajo de Hipertensión y Enfermedad Cardiovascular de Semergen, recogidas en el mencionado medio, la gestación se trata de una particular 'prueba de esfuerzo' porque somete al cuerpo a un trabajo cardiovascular y metabólico extra durante un periodo de tiempo prolongado, algo que, en determinados, casos puede dejar secuelas una vez llegado a su término.
Tal y como indica la misma publicación, diversos estudios de diferentes sociedades científicas españolas demuestran que el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular se multiplica exponencialmente si se sufren algunas de las complicaciones que pueden aparecer durante el embarazo. Es el caso de la hipertensión gestacional, preeclampsia, afectación placentaria, muerte intrauterina o el parto pretérmino. Pallarés señala que esto no quiere decir que el embarazo sea un factor de riesgo en sí mismo, pero si no se controlan determinados factores después del parto es cuando pueden aparecer los problemas. Esto es debido en parte a que cada vez se tienen hijos con más edad, además de los hábitos poco saludables propios de nuestro estilo de vida actual.
La clave: el control postparto
Durante el periodo de gestación se extreman todas las precauciones y la mujer se vuelca en sus cuidados por el bien de su bebé. Pero una vez que ha dado a luz cambian sus prioridades, volcando toda su atención en el recién nacido y, por tanto, descuidando su propia salud y recayendo en los malos hábitos pasados. De este modo, los expertos inciden en la prevención como la mejor manera de garantizar la salud cardiovascular a través de un estricto control de los factores de riesgo.
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La recomendación general es que todas las mujeres se sometan a revisiones anuales postparto, hayan tenido o no complicaciones durante el embarazo. A través de un simple análisis de sangre u orina se puede extraer información de vital importancia para su salud futura. Además, señalan que la implicación de actores tan importantes como las matronas o los médicos de familia puede ser determinante a la hora de crear una mayor concienciación sobre el problema.