Cada 31 de marzo se celebra el Día Mundial del Cáncer de Colon, una enfermedad que en España afecta a 45.000 personas cada año y cuya incidencia aumenta. La buena noticia es que es curable en el 90% de los casos si se detecta a tiempo. Es más, incluso se puede evitar antes de que se desarrolle un cáncer. La colonoscopia y la cápsula endoscópica tienen mucho que ver en su prevención. Te explicamos en qué consisten estas pruebas, cuándo se indica una u otra, qué preparación se necesita para realizarlas y cuáles son sus principales diferencias.
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Qué es el cáncer de colon
El de colon es un tipo de cáncer que aparece en la parte más larga del intestino grueso. Se desarrolla a partir de un pólipo, una pequeña masa no cancerosa que se origina en la pared del colon. Con el tiempo, este pólipo puede ‘hacerse malo’, y cuando crece puede sangrar y producir una obstrucción. El 80% de los casos de cáncer de colon son esporádicos y el 20% hereditarios. Las personas que tienen un familiar de primer grado (por ejemplo, un padre, madre o hermano) tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad.
El cáncer de colon no produce síntomas en sus fases iniciales, de ahí que sea tan importante establecer métodos de cribado poblacional y diagnóstico precoz para detectar estos pólipos, extirparlos y, así, prevenir que se malignifiquen. Para ello, es importante someterse a determinadas pruebas de detección y diagnóstico precoz, generalmente, test de sangre en heces, colonoscopia o cápsula endoscópica.
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Colonoscopia versus cápsula endoscópica
Seguro que conocerás a alguien que se ha hecho una colonoscopia, ya que es una prueba muy habitual en los servicios de aparato digestivo. Una de sus funciones principales es la detección temprana del cáncer de colon. De hecho, y según afirma la doctora Maite Herráiz Bayod, especialista en Digestivo de la Clínica Universidad de Navarra, “es la herramienta clave para la prevención de esta enfermedad”.
La colonoscopia consiste en una prueba de imagen en la que se inserta un tubo flexible con una cámara a través del ano, que permite ver el colon en toda su extensión y hacer biopsias. Su principal misión es observar si existen pólipos en la mucosa del colon y extirparlos. Se suele realizar de forma ambulatoria y con sedación, por lo que el paciente no notará nada.
La cápsula endoscópica, por su parte, consiste en una microcámara que el paciente se toma y que, a lo largo de 24 horas, va tomando imágenes del colon que se registran en un aparato que la persona lleva consigo. Esta cámara, finalmente, se eliminará con las heces. También puede observar si existen pólipos pero, al contrario de la colonoscopia, no permite tomar biopsias. “La cápsula endoscópica se recomienda cuando hay alguna contraindicación para realizar la colonoscopia. También si el paciente no desea realizarse esta última, puesto que se trata de una prueba más invasiva”, aclara la especialista en aparato digestivo. Sin embargo, si se detectan pólipos, será necesaria la realización de la colonoscopia para extirparlos.
Ambas requieren una preparación previa: una dieta específica en la que se evitarán, esencialmente, los alimentos con grasas y fibra y ayuno en antes de la realización. Es muy importante seguir al pie de la letra las indicaciones de los sanitarios en cuanto a cómo prepararse para la prueba, puesto que cerca del 25% de colonoscopias tienen que repetirse por una mala preparación. Asimismo, el día anterior y horas antes de la prueba se tendrá que tomar un medicamento especial para ir al baño. “El objetivo es limpiar exhaustivamente el colon para eliminar cualquier resto de heces que puedan impedir su correcta observación”, explica la doctora Herraiz, que puntualiza que, en ocasiones, pueden quedar restos de heces. “En estos casos, si son líquidas, se pueden eliminar durante la prueba. Pero si son sólidas, se tendrá que detener la exploración y volver a citar al paciente”, añade.
En general, se trata de pruebas muy seguras. Pero tienen sus riesgos. Durante la colonoscopia puede producirse una hemorragia cuando se extirpa un pólipo, así como también hay riesgo de perforación, aunque todo ello ocurre en raras ocasiones. “Los equipos saben que esto puede ocurrir y están preparados para intervenir en estos casos”, tranquiliza la experta. En cuanto a la cápsula, puede quedarse obstruida. Sin embargo, tal como aclara la especialista en digestivo, “esto se puede ver más bien como una ‘ayuda’ al diagnóstico, puesto que si la cápsula se atasca es que hay una zona más estrecha y debemos averiguar por qué”.
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Cuándo necesito una colonoscopia
En general, se recomienda empezar a realizarse esta prueba a los 50 años. El cáncer de colon es un tipo de enfermedad asociada a la edad. Suele aparecer a finales de los 60 y principios de los 70 años. Por otro lado, se trata de un tipo de tumor de crecimiento muy lento. “Las lesiones del colon pueden tardar en convertirse en cáncer entre 10 y 15 años. Si hacemos la prueba a los 50 y detectamos un pólipo, podemos extirparlo antes de que se malignifique, por lo que habremos prevenido el cáncer. Es lo que llamamos ventana de oportunidad”.
En el caso de que existan antecedentes familiares, la prueba se tendrá que realizar antes. “Por ejemplo, si el padre ha tenido un cáncer de colon a los 47, se recomienda que su hijo se haga una colonoscopia a los 37”, indica la doctora Herraiz. Para evitar, como decíamos, que se convierta en cáncer.
Señales de alarma
A pesar de que, en muchas comunidades autónomas hay programas de cribado poblacional, en el que se realiza un test de sangre en heces, hay señales que pueden ponerte sobre aviso y que pueden sugerirte que pidas una cita a tu médico general o a un especialista. Estos cambios, advierte la doctora Maite Herraiz, "tienen que ser sostenidos en el tiempo":
- Sangrado en las heces.
- Cambios en el ritmo intestinal.
- Anemia.
- Puede haber dolor y obstrucción abdominal pero en casos muy avanzados.
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