Es verda que puede parecer un asunto frívolo, pero lo cierto es que si ir de compras tiene una repercusión en nuestro estado emocional, quizás el asunto es más interesante de lo que parece y, profundizando en él, podemos utilizarlo a nuestro favor. Compra bien y te sentirás más feliz durante más tiempo, del mismo modo que comprando cuando no debes puede que no te haga sentir tan bien como esperabas.
¿Cuánto dura la felicidad de comprar?
Tras un experimento realizado en la Universidad de British Columbia, por el departamento de Psicología y Ciencias de la Personalidad, los expertos llegaron a algunas conclusiones. Su objetivo era saber cómo influye en nuestra felicidad el hecho de comprar, y si lo hace a corto, a medio o a largo plazo.
Los participantes registraban cómo se sentían tras haber realizado comprar, y cómo a lo largo de ese mismo día hasta cinco veces; y, por último, cómo se sentían al cabo de un mes en relación a esa compra.
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Pero como no todas las compras son iguales, las dividieron en dos categorías diferentes: por un lado estaban las compras materiales, en las que se incluía ropa, gadgets o perfumes; y por el otro las compras que podrían considerarse una experiencia, como una sesión de spa o un concierto. Esta división ofreció unos resultados de lo más interesantes.
Para la mayoría de los participantes, comprar una experiencia como la del spa provocaba una felicidad muy intensa, pero solo a corto plazo. Es decir, la felicidad duraba lo mismo que la experiencia. En cambio, cuando realizaban una compra material la sensación de felicidad (aunque no es tan intensa) llegaba a extenderse incluso más de un mes. Según los investigadores, esto ocurre porque adquiriendo un objeto satisfacemos el deseo anticipado de tenerlo, y luego tenerlo nos permite revivir esa sensación de felicidad.
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Comprar con cabeza es fundamental
Si bien no podemos negar el placer que supone hacer una compra, es cierto que debemos tener cierta precaución y estar atentos ante señales que pueden indicarnos que la forma en la que compramos tiene un efecto nocivo para nosotros. La teoría es tan sencilla como que hay que evitar comprar por comprar, pero a veces la práctica no lo es tanto. Cuando intentamos suplir un vacío emocional a través de las compras es posible que sintamos un deseo de gastar a toda costa, aunque no encontremos nada que nos guste. Entonces es posible que la felicidad que obtengamos sea inapreciable y fugaz, además de habernos hecho adquirir algo que no necesitamos, por no hablar del gasto económico.
Es importante distinguir cuándo una compra es por necesidad y cuándo se trata de un capricho; intenta pensar siempre para qué necesitas aquello que vas a adquirir y procura planificar antes de ir de tiendas, ya sea en establecimientos físicos o en compras online. Así será más fácil evitar compras compulsivas, que es más probable que te hagan sentir culpable antes que feliz.
Para lograrlo, uno de los mejores consejos es no comprar cuando estás de bajón, y permitir que el tiempo de comprar sea para que disfrutes haciéndolo y te diviertas con ello.
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