El cambio climático nos afecta cada vez más, y avanza de manera silenciosa llevándose por delante algunos de los recursos esenciales para nuestra vida. Los cambios drásticos de temperatura, la escasez de agua y las emisiones de CO2 afectan de manera negativa a los cultivos, a los mares y a los alimentos que de ellos obtenemos.
Algunos de estos alimentos ya han visto reducida su producción, o han tenido que tomarse medidas específicas para que no se vean perjudicados por los cambios ambientales. Pero lo cierto es que la forma en la que el cambio climático afectará a nuestra forma de comer será evidente en apenas 50 años.
El chocolate, menos y más caro
Cómo imaginar un mundo sin chocolate. Pero el aumento progresivo de las temperaturas y la escasez de agua perjudican seriamente a los cultivos de cacao, ya que necesitan de abundantes lluvias para desarrollarse con normalidad, y también temperaturas cálidas, pero no excesivas. En estas circunstancias, los granos de cacao tienden a perder volumen y en las próximas décadas serán más planos. Esto hace que se reduzca en gran medida el polvo de cacao que se puede obtener. Además, también se reduce la calidad, por lo que se convertirá en un alimento caro que no resultará tan delicioso como lo es ahora de manera natural.
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Frutas y derivados (como el vino)
Algunas frutas con hueso, como las cerezas, pueden salir perdiendo a causa del aumento general de temperaturas, ya que precisan de horas de frío para una buena polinización. El calor hace que los frutos crezcan más tarde y en menor cantidad. Pero estas frutas tampoco se benefician de los cambios repentinos de temperatura, ya que el exceso de frío destroza las cosechas.
La uva, por su parte, es una de las frutas más afectadas por el cambio climático, y como consecuencia directa esto hace peligrar la producción de vino, tanto en cantidad como en calidad. Los cambios de temperatura y el grado de humedad afectan muy negativamente a la variedad vitis vinifera y su recolección ya se hace medio mes antes de lo que se venía haciendo hasta hace un par de décadas. Esto origina un desajuste entre la madurez de la uva y los azúcares que contiene. De momento se están desarrollando técnicas para que se retrase el momento de maduración de la uva, pero el aumento constante de las temperaturas resulta muy preocupante.
También hay expertos que creen que los cítricos como las naranjas se cultivarán menos cada vez, porque no podrán alcanzar su punto óptimo de madurez y cantidad de azúcares.
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Pescado
El agua del mar aumenta de cada vez más su acidez como consecuencia de las emisiones de CO2, lo que supone una serie amenaza para muchos peces que a día de hoy son comestibles. De hecho, en los últimos 100 años esa acidez ha aumentado un 25%, porcentaje que no deja de crecer. Esto afecta principalmente a los moluscos, aunque también se ven perjudicados los peces tropicales, que debido al aumento de la temperatura del agua desarrollan parásitos que les hacen debilitarse como especie.
Y es que son muchas las especies marinas que se ven obligadas a desplazarse en busca de aguas donde poder vivir, pero no todas son capaces de hacerlo. Por ejemplo, la merluza se reproduce menos y alcanzando un tamaño menor del deseado debido al cambio de temperatura en el mar.
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