¿Te imaginas un entrenamiento que consistiera en levantar troncos, cargar piedras o trepar por los arboles? Puede que suene 'primitivo', pero se trata de un sistema implantado desde hace años en gimnasios de todo el mundo y que cada día cuenta con más adeptos. Hablamos del entrenamiento 'paleo', un método para ponerse en forma que sugiere una regresión al pasado para echar un vistazo a la forma que tenían de moverse nuestros ancestros, allá por el Paleolítico. Al igual que la paleodieta -popularizada hace ya algunos años-, esta rutina física forma parte de un movimiento mucho más amplio, uno que (en principio) persigue un estilo de vida mucho más natural y saludable que se ha perdido con el transcurso de los siglos.
Para los defensores de este sistema, el sedentarismo de nuestro estilo de vida actual es el principal causante de muchos de los problemas físicos que nos afectan: dolores de espalda, falta de masa muscular, pérdida de movilidad y flexibilidad… afecciones que no existían en la prehistoria, cuando los hombres estaban obligados a moverse y desplazarse continuamente para satisfacer sus necesidades básicas y garantizar así su supervivencia. De este modo, se trata de un modelo de entrenamiento que pretende emular los movimientos básicos que el ser humano ha realizado durante la mayor parte de su historia y que es el resultado de millones de años de evolución.
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Movernos como nuestros antepasados
El 'paleo' es un entrenamiento funcional enmarcado en una filosofía de búsqueda de la salud, no solo en verse bien. De este modo, las sesiones son personalizadas y muy diferentes entre sí, basadas en movimientos naturales ligados a las funciones motrices básicas del cuerpo humano, tales como saltar, cargar, lanzar o empujar. En ellas no se trabajan los grupos musculares por separado, sino al mismo tiempo, buscando patrones completos de movimiento, de modo que se evita sobrecargar unas zonas por encima de otras y se minimiza el riesgo de lesión. De esta manera, el organismo se activa de una manera mucho óptima y eficaz, incrementando además el metabolismo basal.
Existen distintos niveles de intensidad y más de 250 ejercicios (o movimientos) para elegir, por lo que las combinaciones son ilimitadas. Lo mejor de todo es que para ello, en muchas ocasiones, no necesitas un material específico y se puede realizar en cualquier lugar, incluso, al aire libre. Otro de sus puntos a favor es que en el 'paleo' no se compite, sino que se trabaja en equipo, fomentando los valores de comunidad.
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La 'paleodieta', una presunta dieta no exenta de polémica
Según esta dieta, hay que ingerir los alimentos que solo existían en aquella época (y a los que nuestra fisiología, en teoría, está más adaptada), es decir, carnes, pescados, frutas, verduras, semillas y tubérculos, y además evitar los alimentos procesados, puesto que no podemos digerirlos ni aprovecharlos igual de bien. El problema radica, por un lado, en que a día de hoy se desconocen cuáles eran las pautas dietéticas de aquella época (Paleolítico), con lo cual, en palabras del historiador Juanjo Cáceres, “si no estamos seguros de cuál era su composición (de la alimentación en el Paleolítico), es evidente que tampoco estamos en las condiciones idóneas para evaluar lo que nos conviene comer hoy en día a partir de lo que suponemos que comían nuestros ancestros”. Y en segundo lugar y no menos importante: para la inmensa mayoría de los nutricionistas prescindir de alimentos como los granos, legumbres y lácteos puede acarrear importantes déficits nutricionales para nuestro organismo, lo cual influye directamente en nuestra salud.
Los especialistas en entrenamiento 'paleo' afirman que lo más indicado es comenzar a entrenar en ayunas (es decir, desayunar unas 3 horas antes de empezar) con el objetivo de estimular los sistemas energéticos y de recompensa del organismo. Según los puristas, esto se debe a que el ser humano no puede sentir motivación de moverse si ya ha satisfecho sus necesidades energéticas, disminuyendo así también la posibilidad de utilizar todas las reservas de energía disponibles en el cuerpo.
En cualquier caso, lo más recomendable antes de esta 'inmersión en el Paleolítico' es contar siempre con el consejo de un experto con el fin de obtener un asesoramiento integral y completamente adaptado a tus necesidades.