Se impone la moda de ser felices. El cine, la televisión, las revistas… la mayoría de los medios de entretenimiento nos bombardean con consejos para ser feliz, para evitar el sufrimiento, alcanzar el bienestar. ¿Utopía o realidad? Y, sobre todo, ¿de qué felicidad hablamos? Margarita Álvarez, nombrada por la revista Forbes como una de las personas más poderosas en España y, durante tres años consecutivos, como una de las 100 mujeres más influyentes en nuestro país, se preguntaba lo mismo. “Me he dedicado durante muchos años a investigarla y quería plasmar en un libro qué es la felicidad de la que hablaban los griegos, los científicos, la neurociencia. Es decir, qué es de verdad la felicidad”, señala esta profesional que acaba de publicar su libro ‘Deconstruyendo la felicidad’ (Ed. Alienta).
Álvarez, que desempeñó el cargo de presidenta del ‘Instituto de la Felicidad’, explica que ésta no tiene nada que ver con algunos tópicos. “La confundimos muchas veces con la alegría. Y, por supuesto, debe haberla. Sin embargo, en ella también caben otros sentimientos como la tristeza, el dolor, el duelo. No son emociones que debamos evitar, sino aprender a gestionar”, señala. De hecho, ya son muchas las voces que reclaman el derecho a ‘sentirse mal', algo que parece estar muy mal visto hoy en día. “En la vida te van a pasar muchas cosas y no todas van a ser buenas", recuerda esta profesional. Por tanto, podemos sentirnos mal, y debemos pasar por ello, al igual que después tenemos que encontrar el modo de sobreponernos.
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Gestión de las emociones
Ciertamente, nadie nos ha enseñado a gestionar esas ‘piedras’ que nos encontramos durante el camino. Y de nosotros depende que podamos sortearlas o nos atasquemos porque no sabemos rodearlas. “En los colegios se empieza a ayudar a los niños a identificar qué les pasa, a poner nombre a sus emociones y saber gestionarlas, porque nos hemos dado cuenta de lo importante que es la inteligencia emocional. Sin embargo, no todos hemos tenido ese aprendizaje, que es esencial para la vida”, señala la experta.
Entonces, ¿qué debemos aprender para llegar a ser felices? En primer lugar, confiar en los sabios griegos. Ellos ya afirmaban que el objetivo prioritario del ser humano es el de ser feliz. Pero entendida ésta como un estado de satisfacción, es decir, sentirse bien con uno mismo, con el entorno, sabiendo cómo afrontar las situaciones de la vida. Y ahora viene la pregunta del ‘millón de euros’. ¿Cómo lo conseguimos?
Consejos para ser feliz
Nadie dice que sea fácil. Pero si nos ponemos objetivos realistas, obviamos ese 'postureo', tan de moda en las redes sociales y aprendemos a aceptarnos de una vez, siempre que tengamos nuestras necesidades básicas cubiertas, podemos llegar a ser ‘genuinamente’ felices. Para ello podemos aplicar los siguientes consejos:
Duerme lo suficiente. Nuestro cerebro necesita descansar para que pueda poner en marcha sus mecanismos de reparación. Los expertos aconsejan dormir entre 7-8 horas y lograr que ese sueño sea reparador.
Cultiva el sentido del humor. Es esencial para relativizar, para ver lo cómico de la vida. Ponerse en el absurdo ayuda a que todo aquello que nos preocupa de la vida.
Aprende de la vida. Las situaciones más adversas deben servirnos como lección para sacar lo mejor de nosotros mismos. Para unas personas será fácil, y otras tendrán que esforzarse. Pero merece la pena intentarlo.
Se puede, y se debe, ser feliz en el trabajo
¿Y qué pasa en la oficina? Pasamos una gran parte de nuestra vida junto a nuestros compañeros de trabajo, que no siempre escogemos, desempeñando una tarea que quizá no es la soñada o que ha cambiado tanto a lo largo de los años que ya ni siquiera la reconocemos. Con este panorama, nuestra vida puede llegar a ser muy desesperante si no conseguimos estar bien. Las empresas, de hecho, ya se han dado cuenta de que tener empleados felices aumenta la productividad y, algunas de ellas, promueven actividades que incrementen nuestro bienestar. Pero no todas lo hacen. Así que la satisfacción la tenemos que buscar nosotros.
“No puedo dar recetas mágicas ni trucos para ser feliz en el trabajo. Pero sí puedo proponer un ejercicio muy simple: describir en un papel tu puesto como si se lo estuvieras ofreciendo a un candidato. Cuando lo hagas, enumera los aspectos positivos de este. De esta manera, recordarás qué cosas buenas tiene”, aconseja Margarita Álvarez. Y es que nuestro cerebro tiende a recordar lo negativo, como una especie de mecanismo de supervivencia. Pero si anotamos aquello que nos atrajo cuando postulamos para ese puesto, es probable que nos volvamos a enamorar de él.
Y así, con todo. A veces, conviene plasmar en un papel lo bueno que nos da la vida para volver a ilusionarnos con ella. Pero no ciegamente, sino de forma realista. Esta es la mejor receta para la felicidad. Aceptar lo que nos trae y convencernos de que no todo nos hará saltar de alegría pero que incluso de las peores desgracias, habrá un chispa que nos hará sentirnos bien. Y ser felices.
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