Apretar los dientes es uno de los síntomas de estrés, un mal que aqueja a una gran parte de la población. Muchas personas no son conscientes de ello, sobre todo, si la tensión mandibular o el rechinar de dientes se da por la noche. A la larga, esta situación puede provocar problemas dentales, pérdida de piezas, además de dolor mandibular, de cabeza, de oídos e, incluso, pueden aparecer los temidos acúfenos o pitidos. ¿Qué podemos hacer para aliviarlo? A continuación te explicamos a qué se debe este dolor orofacial y qué técnicas o ejercicios podemos realizar para aliviarlo.
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¿Qué es el bruxismo?
Cuando se aprietan los dientes durante largos periodos de tiempo, de forma muy intensa e inconscientemente, se denomina bruxismo. Hay varios tipos: el diurno o el nocturno. El primero está íntimamente relacionado con el estrés, y se puede controlar si el individuo que lo sufre identifica las situaciones y hace ejercicios para relajar la mandíbula. El bruxismo nocturno es menos controlable, puede provocar alteraciones del sueño, problemas dentales serios y debe ser tratado.
Los síntomas más comunes del bruxismo son:
- Desgaste dental por la fricción provocando pérdida la caída de la corona dental.
- Fracturas dentales.
- Recesión de encías y movilidad dental.
- Sensibilidad dental.
- Dolor de cabeza.
- Dolor muscular.
- Alteración en el patrón de sueño.
Según la doctora Berta Uzquiza, odontóloga de Sanitas Dental “para detectar el bruxismo el principal indicador es el dolor mandibular y de oído al despertar, así como el dolor de cabeza y cuello y el desgaste de la dentadura; pero también es importante estar atento a variables emocionales como la ansiedad, tensión e insomnio”.
Esto es debido a que el bruxismo puede causar problemas de sueño y estos, a su vez, mayor irritabilidad y otras alteraciones del ánimo. De ahí la importancia de abordar el trastorno de una manera global.
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Tratamientos multidisciplinares
En primer lugar, es recomendable pedir una cita al odontólogo para que este realice una valoración y decida si es necesario usar una férula de descarga, para aliviar la tensión que soporta la mandíbula. O si es conveniente recurrir a la ortodoncia si hay un patrón de mordida o alineación de dientes inadecuada.
Por otro lado, los expertos también recomiendan encarar los factores psicológicos que pueden estar detrás del bruxismo. Por ejemplo, como decíamos, el estrés. Según indica Pablo Muñoz, director general de Nascia, especializado en el control del estrés, "la tensión muscular que produce se centra en la mandíbula, músculos que rodean ojos y boca, los del cuello y los de la espalda. La falta de movimiento contribuye a empeorar este estado general. Al experimentar emociones negativas por estrés tendemos a tensar los músculos temporomandibulares y faciales. Se preparan como un efecto de reacción ante la amenaza y desaparecen cuando la situación que produce el estrés desaparece".
De ahí que afrontar los problemas que puedan producirnos un estado de alerta, de la mano de un especialista en psicología, nos ayudará a solucionar también los problemas de tensión mandibular.
Automasaje para relajar la mandíbula
Además, contamos con técnicas manuales que alivian la tensión. En los centros de fisioterapia, por ejemplo, se realizan movilizaciones de las articulaciones que, junto a otras técnicas, provocan estímulos que facilitan la mejora de los tejidos y disminuyen el dolor. En casos de emergencia y si necesitamos una solución rápida, podemos recurrir a un automasaje:
- Coloca las yemas de los dedos pulgares en los pómulos y deslízalos hacia las orejas. Haz el mismo ejercicio tres veces.
- Con las yemas de los dedos índice y pulgar, haz movimientos circulares en el hueso de la mandíbula. Lo localizarás si aprietas los dientes, ya que, con este gesto, sobresale. Una vez sepas donde está, haz el automasaje circular siguiendo las manillas del reloj y, posteriormente, a la inversa.
- Por las mañanas al levantarte, abre la boca como si fueras a bostezar e introduce dos, tres o cuatro dedos en función de la apertura y con las manos limpias. Realiza al menos diez repeticiones. Si te provoca náuseas, simplemente, abre la boca.
Para completar el tratamiento, se puede aplicar hielo o paños calientes en la zona dolorida, así como evitar la ingesta de alimentos duros y dulces, y beber mucho líquido.
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