El futuro de la moda en España es sostenible
Así lo creen los diseñadores y empresarios que apuestan por crear prendas respetuosas con el medio ambiente, y que se reunieron en San Sebastián para asistir a la jornada 'Slow Fashion', el primer acto que abría la 'Semana del Cambio Climático' de la ciudad
El cambio climático es uno de los grandes retos de nuestro siglo, y ya se ha convertido en una de las primeras preocupaciones de los ciudadanos a nivel mundial.
Por ello, industrias como la de la moda, que es de las que más daño hacen al planeta, se plantean cambiar su modelo de negocio. Pero el camino a recorrer todavía es largo.
Para conocer un poco mejor cuál es la situación actual del sector, hola.com ha viajado hasta San Sebastián, que la semana pasada se convirtió en sede de la ‘Semana del Cambio Climático’. El primer acto que abría este evento era ‘Slow Fashion: el cambio positivo para el planeta y la gente’. Un encuentro en el que diseñadores y empresarios pusieron sobre la mesa cuestiones sobre cómo lograr reducir el impacto que el fast fashion -moda rápida- tiene en el medio ambiente. Y la respuesta fue unánime: moda sostenible, slow fashion.
Slow fashion para contrarrestar el impacto de la moda en el medio ambiente
Gema Gómez, directora de las plataformas ‘Slow Fashion next’ y ‘Moda, sostenibilidad y negocio’, y coordinadora de la campaña ‘Global Fashion Revolution’ en nuestro país, es clara: “tenemos un movimiento emergente, emprendedor, en España”.
Hace más de una década, la vida de esta diseñadora dio un vuelco cuando viajó a China para visitar unas fábricas de ropa. Entonces se percató de que “había cosas erróneas”, como “ríos llenos de espuma” por culpa de la producción textil. “No dejaba de pensar en que si yo me estaba comiendo un pescado que se había criado ahí, estaba contaminado. Pero… ¿y los que se lo están comiendo todos los días? ¿Qué pasaba con ellos?”
A la vuelta de esos viajes, Gema buscaba la manera de encontrar respuesta a sus dudas sobre el verdadero impacto que todo aquello tenía en el medio ambiente. De ahí que más tarde se decidiese a dar el gran salto y crear una marca de ropa ecológica, en un momento en el que en nuestro país no se hablaba de moda sostenible e incluso se desconocía este término.
Pese a todo, su idea no cuajó por la falta de información a la hora de llevarla a cabo, y así fue como comprendió que lo suyo era “ayudar a otros a coger ese impulso”. Ahora, guía y anima a los que quieren emprender un negocio de moda sostenible que, según apunta, es el futuro del sector.
Alargar la vida de las prendas y apostar por la producción local
De hecho, muchas grandes firmas y diseñadores comienzan a mover ficha para mostrar a los consumidores que también apuestan por el consumo responsable. “No les queda otra que sumarse al cambio”, asegura Gema a hola.com. Precisamente, todos los ponentes de esta jornada de 'Slow Fashion' coincidieron en señalar que a la mayoría de las marcas les falta transparencia. “Necesitamos saber cuál ha sido el proceso de creación de la ropa que vestimos, de qué está hecha y quién la ha fabricado”, reclama Isabelle Quéhé. Esta activista francesa comenzó a preocuparse por las repercusiones del sector textil en 2004 y fundó el ‘Ethical Fashion Show’, la primera plataforma internacional de moda sostenible. Nos cuenta que “hay que dejar de consumir de manera constante”, aunque las previsiones apuntan a todo lo contrario, e indican que el consumo de ropa aumentará de 62 millones de toneladas en 2017 a 102 millones en 2030, más del 60%. Para ella, la solución para contrarrestar los efectos de la 'moda rápida', que puede llegar a lanzar al mercado nada menos que 15 colecciones distintas de prendas por año, pasa por “volver a la producción local. De esta forma, se abusaría menos de recursos tan escasos como el agua y la electricidad”.
Creencia que también comparte Gema, quien no dudó en alabar a las pequeñas marcas que se esfuerzan en ser sostenibles y fabricar ropa dentro de nuestras fronteras. Es el caso de SKFK -Skunfunk-, ECOALF, Ternua, Lavandera, Amarenak, Twin&Chic, Titty Thusberg, Susana Álvarez o Lucía de Gustín, que se dieron cita en la ciudad donostiarra para presentar sus propuestas. Prendas que nacen de una búsqueda constante por encontrar materiales alternativos a las fibras artificiales y sintéticas -como el poliéster o el nailon-, que resultan difíciles de reciclar y, además, son contaminantes.
En efecto, detrás de esos tejidos sostenibles hay largos procesos de investigación e innovación para estudiar cómo usar recursos que produzcan un menor impacto en el entorno. El resultado son piezas confeccionadas a partir de fibras naturales como la celulosa que se extrae de la madera de los bosques o la lana que ofrecen razas de oveja autóctonas españolas como la merina, entre muchas otras.
Sin embargo, para conseguir todas estas materias, se necesita apoyo. "No hay suficientes ayudas para innovar en España", reclama Gema, quien compara la situación de nuestro país con la del resto de Europa. Al igual que el Gobierno de Reino Unido invierte en moda sostenible a través de su 'British Fashion Council' y París se ha comprometido como 'capital de la moda sostenible', la Unión Europea se dirige en esta misma dirección: "se está dando cuenta de que la sostenibilidad puede ser un elemento empresarial diferencial, que tiene una repercusión económica", asegura. También explica que hay diversos “informes que demuestran que si una marca convencional pagara todo lo que está produciendo, sería más caro que hacer moda sostenible. ¿Qué precio tiene el agua que no van a tener ni tus hijos ni los míos?”, se pregunta. “Les estamos robando su futuro. Van a tener que luchar”.
"Nunca se es demasiado pequeño para marcar la diferencia"
Para diferenciar la ropa sostenible de la que no lo es –o pueda aparentarlo-, recomienda que nos fijemos en las certificaciones, como el sello GOTS –Global Organic Textile Standard-, aunque existen muchas más. Además de adquirir este tipo de prendas, se pueden barajar otras opciones, como comprar segunda mano y alquilar. Dos posibilidades que cada vez son más populares y, al mismo tiempo, contribuyen a no ejercer tanta presión sobre nuestro entorno.
"La salud humana está íntimamente ligada a la salud medioambiental", afirma Gema, quien usó el discurso de la joven Greta Thunberg durante la cumbre del cambio climático COP24 para difundir un mensaje positivo. "Nunca se es demasiado pequeño para marcar la diferencia". Pero también recordó que, tal y como ha venido advirtiendo la ONU, o nos comprometemos a no aumentar más de 1,5 grados centígrados la temperatura del planeta, o el daño será irreparable.