En los últimos tiempos, diferentes grupos de investigación de las universidades más prestigiosas del mundo han establecido diferentes conexiones en relación a la contaminación y el cambio climático con el estado anímico de las personas. Hace poco más de un mes, hablábamos de la relación directa que un equipo de científicos del MIT y de la Universidad de Beijing habían encontrado entre la felicidad de las personas y el nivel de partículas dañinas presentes en el aire. Según dicha tesis, a mayores niveles de contaminación más infelices seremos las personas, y viceversa. Ahora, un nuevo equipo de científicos de la Universidad de Iowa concluye, en un estudio publicado en la revista científica Current Climate Change Reports, que la temperatura del ambiente también podría influir en el estado de ánimo de las personas.
La tesis establece que las temperaturas de calor extremo pueden aumentar la ira, la irritabilidad y la hostilidad de los seres humanos, factores que se traducen en muchos casos en altos niveles de violencia. Algo que demuestran las estadísticas, que revelan que las regiones que alcanzan temperaturas más elevadas registran mayor índice de actos delictivos.
Relación entre calor y violencia
Craig Anderson profesor de psicología de la Universidad Estatal de Iowa y director de la investigación, ha tomado como referencia otros estudios sociológicos y psicológicos en los que se analizó a una serie de sujetos y se hizo una medición de sus pensamientos, sentimientos y comportamiento agresivos en entornos con diferentes temperaturas ambientales. Su nueva tesis, compara los niveles de violencia en regiones con diferentes climas, o en el tiempo dentro de la misma región. El alcance de estos estudios varía considerablemente. Así, aparecen análisis en los que se ha analizado una sola ciudad durante un par de semanas, hasta un continente entero durante cientos de años. Sin embargo, a lo largo de los todos ellos, parece surgir una tendencia general: los períodos más calurosos son más violentos, incluso después de controlar otras variables relacionadas con el tiempo.
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Pero el calor no es solamente el factor que podría modificar el comportamiento humano. Los desastres naturales, los cultivos deficientes y la inestabilidad económica, también pueden hacerlo. En este sentido, los desastres naturales, como podrían ser un huracán o un incendio forestal, no aumentan directamente los niveles de violencia, pero, de forma indirecta, la pobreza, el desplazamiento de las familias y la presión sobre los recursos naturales, suponen una alteración en el curso de la vida de las personas afectadas y terminan modificando su carácter.
Además, la investigación establece que el colectivo de personas más vulnerable es el infantil, pues las malas condiciones de vida, la desorganización de las familias y una mala nutrición prenatal e infantil, pueden predisponer al desarrollo de personalidades más agresivas en la etapa adulta.