El linfedema consiste en un bloqueo del sistema linfático, que deja de funcionar con normalidad por el exceso de linfa (fluido que ayuda a combatir las infecciones y enfermedades) en los vasos linfáticos. Esta acumulación de proteína en los tejidos causa un exceso de flujos que se manifiesta en forma de hinchazón crónica en una o varias partes del cuerpo, provoca sensación de pesadez y una disminución de la movilidad y de la calidad de vida del paciente. Este problema puede estar provocado por un trastorno del sistema linfático, ocasionado por la existencia de pocos vasos o ganglios de nacimiento (linfedema primario), o por causas externas como la cirugía, radioterapia, extirpación de ganglios, infección o traumatismo (secundario). Es, de hecho, un efecto secundario que puede darse cuando ha habido un vaciamiento axilar en algunas mujeres con cáncer de mama y que se debe tratar con ejercicios y con fisioterapia.
"Podemos entender qué es el linfedema haciendo un símil muy sencillo", señala la doctora Mercedes Herrero, ginecóloga de Gine4 de HM Hospitales y miembro de Solti. La experta lo explica del siguiente modo: imaginemos una avenida de una ciudad (vasos sanguíneos), por ejemplo, Madrid. En un extremo tenemos la Plaza Castilla (hombro) y en el otro Atocha (mano). El tráfico fluye sin ningún problema en la dirección norte-sur. Sin embargo, el tráfico de retorno es más lento. Pero de pronto, en la mitad de la calle, se forma un atasco debido a un acontecimiento deportivo. En ese momento, la fluidez todavía es más lenta. Las calles aledañas (vasos linfáticos) tampoco dan abasto con lo que, finalmente, el tráfico se colapsa". Esto es más o menos lo que puede ocurrir en el linfedema. La circulación linfática (la de las calles aledañas) no fluye y acaba produciéndose la hinchazón.
Según Paloma Domingo, vicepresidenta de la Asociación Española de Linfedema (AEL), una vez superado el cáncer, la aparición de esta enfermedad puede cambiar la calidad de vida de los pacientes que han superado el cáncer. Domingo afirma que “es el recuerdo constante de su cáncer y, además, una patología crónica que, una vez se hace presente, no desaparece”. Por este motivo, defiende que es muy importante hacer prevención y tratar a los pacientes en las fases iniciales, cuando se puede revertir la patología.
Cirugías más conservadoras
Precisamente, optar, en la medida de lo posible, por cirugías más conservadoras que lo eviten es la una de las preocupaciones de muchos expertos relacionados con el cáncer de mama. En este sentido, "los avances en esta patología, como el análisis del ganglio centinela, han reducido los casos de linfedema", indica la ginecóloga Mercedes Herrero.
El ganglio centinela consiste en una técnica que analiza el primer ganglio de la cadena axilar en las mujeres con cáncer de mama para saber si la enfermedad se ha extendido, y ha permitido llevar a cabo cirugías menos agresivas reduciendo las secuelas que sufrían estas pacientes, como el linfedema. Es decir, en el caso de que el ganglio centinela dé negativo, no se extirpan los ganglios linfáticos con lo que se reduce el riesgo de este trastorno. Además, en el caso de que se tenga que optar por una cirugía con vaciamiento axilar, también se intenta minimizar el riesgo de esta secuela con intervenciones mucho más precisas.
Otro avance, la radioterapia más modulada, programada y en dosis adecuadas para cada paciente, también ha ayudado a reducir el riesgo de linfedema. Sin embargo, recuerda la doctora Herrero, este puede aparecer en cualquier momento, pese a los cuidados. Debido a ello, lo más importante para evitar esta secuela es la prevención que debe llevarse a cabo toda la vida. Así como realizar una valoración del riesgo inmediatamente después de la cirugía para administrar un tratamiento de fisioterapia lo antes posible y concienciar a la mujer de la importancia de prevenir esta secuela.
- Relacionado: Cáncer de mama: ¿Qué es una mastectomía y en qué casos se realiza?
¿Qué hacer si sufro linfedema?
Según indica Manuel Rozalén, doctor en fisioterapia, director de la clínica de Rozalen y de Fisioserv, "es conveniente empezar a tratar el linfedema (aunque éste aún no se haya manifestado) lo antes posible, ya que así se podrá prevenir su aparición temprana o hacer que sea de menor dimensión”. Asimismo, el experto señala que existen algunos signos que avisan de su aparición: pesadez en el área afectada (brazo, tórax o pecho); inflamación que no remite con el reposo; menos flexibilidad en las articulaciones; cambios de textura en la piel, etc.
Una vez ha aparecido, los especialistas en fiosterapia serán los encargados de realizar distintas técnicas para reducir la inflamación. Estas consisten en:
- Drenaje linfático manual, que se trata de una técnica de masaje realizada sobre la piel con las manos, con movimientos lentos, rítmicos, armónicos y muy suaves. Estos movimientos se deben realizar siguiendo la corriente de los conductos linfáticos, de manera repetida para favorecer el movimiento de la linfa y así conseguir bajar la inflamación de la zona a tratar.
- Vendaje multicapa para mejorar el retorno venoso y linfático en el tratamiento de úlceras venosas.
- Ejercicios de reducción del edema.
- Contención de la inflamación con manguito y guante.
- Trabajo de las articulaciones, la musculatura y las cicatrices producidas por la cirugía.
¿Cómo cuidarme el brazo afectado?
Además de los cuidados que puedan realizar en el centro de fisioterapia, las pacientes deberán tener unos cuidados especiales para evitar su progresión y mejorar la movilidad. Así, es importante:
- Proteger el brazo de lesiones como cortes, quemaduras o pinchazos que puedan provocar infecciones. Si se produce un accidente, desinfectar de inmediato.
- Evitar tanto el frío extremo como el calor en la zona tratada.
- Mantener el brazo un poco elevado y no utilizar prendas apretadas.
- Si se viaja en avión, utilizar el manguito, aunque no se tenga linfedema.
- Mantener siempre la higiene e hidratación en la zona.
- Proteger el brazo afectado de los rayos solares.
- Intentar evitar las picaduras de insectos con lociones apropiadas o usando manga larga.
- Realizar una manicura conservadora, a ser posible, sin quitar cutítulas y evitando cortes, que pueden ser una vía abierta para una infección.
Ejercicios para el linfedema
Asimismo, tras el tratamiento oncológico se deben realizar ejercicios y estiramientos para conservar la movilidad de las articulaciones. Estos deberían realizarse toda la vida.
Respira. Sentada, con las manos en el abdomen, realiza de diez a doce inspiraciones profundas. Tienes que notar cómo la tripa se llena de aire. Expúlsalo por la boca lentamente.
Inclina la cabeza hacia los lados. De pie y erguida inclina la cabeza a un lado y a otro, tal como se indica en la primera imagen del cuadro.
Girar la cabeza. Gírala hacia la derecha y la izquierda, como si te miraras los hombros.
Inclina la cabeza hacia arriba y abajo. Pega la barbilla al pecho y después extiende el cuello.
Cuelga el brazo y múevelo. Deja que cuelgue el brazo y deja que se mueva como si fuera un péndulo, con su propio peso. Después desplaza el brazo como si quisieras dibujar círculos en el suelo. Hazlo con ambos brazos.
Trepa por la pared. Ponte frente a una pared o un espejo y trepa con las manos hacia arriba, como si los dedos caminaran sobre la superficie. También puedes dibujar círculos sobre la pared como si estuvieras limpiando un cristal.
Lleva el brazo al oído contrario. Extiende el brazo en la horizontal y, despacio, llévalo hasta tocar el oído contrario. Repite la operación con ambos brazos.
Abróchate el sujetador. Realiza el gesto de abrocharte el sujetador varias veces.
Levanta un palo de escoba. Coge un palo de escoba con ambas manos y pon los brazos en ángulo recto, con el palo a la altura de tus ojos. Después levántalo hasta estirar los brazos.